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POR FIN, ¡FIESTA…!

* No hay que bajar la guardia con medidas de bioseguridad.

“Es sencillo hacer que las cosas sean complicadas,

pero difícil hacer que sean sencillas”.

Federico Nietzsche


Cuando éramos chicos nos asustaban con el ‘coco’… “si no obedece, viene el coco y se lo lleva”, “si no duerme temprano, viene el coco…” Y para todo era el coco. Ese bicho raro que nunca fue visto por alguien, pero que fue el terror de muchos, mantenía a toda criatura con pesadillas y pendiente de que si se fallaba en algo correría el riesgo de ver a ese monstruo imaginario que sirvió a muchos padres para educar a sus hijos con el terror de algo invisible, que cada uno imaginaba en tamaño y terror igual que sus pecados.


Después de todo, creo que no aprendimos la lección. Estábamos tan acostumbrados a vivir del miedo que cuando de verdad llegó algo a qué temerle, ya estábamos inmunes a ese sentir. Nos familiarizamos tan rápido a su presencia invisible que ahora tenemos otro enemigo imaginario -igual que el demonio que nadie ha visto- del que dicen que existe. Para prevenir, hemos tratado -en lo posible- de no bajar la guardia con los protocolos de desinfección y lavado constante de manos, pero eso no garantiza que el bicho no llegue en cualquier momento y nos arrebate momentos de felicidad.


El pasado fin de semana fue noticia la existencia de una bodega en Bogotá a donde habían convocado, por redes sociales, una fiesta que duró tres días. Desde el viernes 12 hasta el lunes 15 de febrero, los asistentes se negaban a renunciar a la rumba y regresar a sus casas antes de la fecha pactada. El grado de irresponsabilidad de los convocantes y de los asistentes, que al parecer no los quieren en sus casas, acuden a esta clase de eventos en una inocente venganza -porque no se podrá llamar de otra manera- al no tienen ni idea del número de contagios que se pudo haber propagado en dicha fiesta.

Solamente llegó el 0,1 por ciento de la famosa vacuna para de la población nacional. Seguro llegarán las otras, pero, el problema es ¿cuándo?

Sin ir tan lejos, en la cuadra donde resido, tienen una especie de cantina a puerta cerrada, en la que Policía no ha podido o no ha querido hacer nada. Los he visto golpeando, pero nada pasa. El miedo a lo invisible se perdió y el riesgo de contagio nos puede afectar a todos. La irresponsabilidad de quienes aman las fiestas y el alcohol se convierten en enemigos visibles de la salud pública sin que haya un control estricto por parte de las autoridades. Mucho se preguntarán, pero, ¿por qué temer si ya va a comenzar la vacunación? Sí, es verdad. Ha sido anunciada con bombos y platillos la compra de cuarenta millones dosis de vacunas para enfrentar la pandemia de Covid-19. Estamos a pocos días de que inicie la masiva vacunación de cincuenta millones de habitantes con cincuenta mil dosis (que fueron las que llegaron). Eso quiere decir que solamente llegó el 0,1 por ciento de la famosa vacuna para de la población nacional. Seguro llegarán las otras, pero, el problema es ¿cuándo?


No es por ser alarmistas, pero las vacunas adquiridas por el gobierno de Colombia, bien o mal, ya están contratadas. Pero no se tiene idea del tiempo de inmunidad, por lo que expertos creen que el autocuidado es necesario para contener el número de contagios. Según el científico Manuel Elkin Patarroyo “la vacuna produce anticuerpos que duran 26 días”. Si eso fuese así, ni para que emocionarse con la vacuna. Lo único seguro es prevenir y evitar el contagio. Y esperar que todos los colombianos podamos ser vacunados.


Y si quiere armar su rumba, que sea con ataúd incluido, porque los actos fúnebres están prohibidos y muy seguramente no regresarán sino en bolsitas hechos cenizas. No vale la pena arriesgar a las familias y seres queridos por una ‘escapadita’, una escapadita de esas pone en riesgo a quienes aman y a sus propias vidas.


El verdadero riesgo que vale la pena tomar es el de la vida. Aunque no sea lo que soñamos, vale la pena estar, sonreír, disfrutar y en lo posible tratar de ser feliz. Que el coco no lo toque, porque esta vez es de verdad.

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