* Desconfianza en el presente y una percepción que se acrecienta con el paso de los días.
Durante estos días recordé la advertencia que nos decían cuando viajábamos desde Barranquilla a Bogotá, entre las décadas de los 70 y los 80: “si te van a robar, entrega lo que tengas antes de que un gamín[1] te apuñale para robarte los tenis”. Ese había sido un hecho transformado en titular recurrente en los medios de comunicación de la época. Niños y adolescentes en situación de calle, armados con cuchillos o puñales, amenazaban con herir a sus víctimas si no recibían lo que pedían. Quienes se oponían terminaban, en el mejor de los casos, con heridas causadas con armas blancas. Y, obvio, sin zapatos.
Con el paso de los años, ese ritual que cobró muchas víctimas en Bogotá, fue erradicado de las costumbres delicitivas, en parte porque cada vez menos niños estaban en situación de abandono.
Durante los últimos años he leído titulares similares en medios venezolanos. “Mataron a un hombre para robarle los zapatos”,[2] “Para robarle los zapatos: de un tiro en la cara mataron a joven en Guarenas”,[3] “De varios disparos asesinan a estudiante para robarle los zapatos”,[4] o “Casi lo matan para robarle sus zapatos”[5]… En fin…
La diferencia entre los hechos registrados en Bogotá durante los años 70 y 80, y los sucedidos durante los últimos años en Venezuela o en Bogotá es que los gamines herían (o causaban la muerte) si había oposición de las víctimas a entregar lo que exigían, mientras que los delincuentes que azoran a Venezuela o a Bogotá DC causan heridas antes de robar. Estiran sus brazos, hieren, roban y huyen. No le conceden a las víctimas la oportunidad de decidir.
En 2015, Colombia registró la tasa de homicidios más baja de las dos últimas décadas (25 por cada cien mil habitantes) mientras Venezuela ostentaba el doloroso récord de 90 homicidios por cada cien mil habitantes, siendo superada en Latinoamérica solo por El Salvador que registró 103 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Ese año, en cifras, Colombia reportó 12.540 homicidios (48.203.000 habitantes); El Salvador, 6.650 homicidios (6.325.000 habitantes) y Venezuela, 27.875 homicidios[6] (30.081.329 habitantes). La ciudad colombiana donde más homicidios fueron perpetrados fue Cali, con una tasa de 56 homicidios por cada cien mil habitantes.
Crítica también era la situación del puerto de Buenaventura, en el Pacífico, afectada por la violencia paramilitar y de grupos narcotraficantes. Durante 2013 registró 49 homicidios por cada 100 mil habitantes, bajando a 20 el índice en 2015.[7] La razón: desde 2014, el Gobierno Nacional había intervenido directamente, activando fuerzas especiales para el control del crimen. Entre las consecuencias directas se hallan dos: reducción significativa de los índices de violencia en el casco urbano del municipio y fuerte inmigración de autores de delitos (evadiendo a las autoridades) y pobladores afectados por la violencia hacia otros lugares del Cauca y al interior del país (principalmente a Soacha y Bogotá DC).
Si comparamos la población de Bogotá DC respecto de la ocurrencia de delitos de alto impacto durante algunos años encontramos: en 1964, en la capital residía el 10 por ciento de la población de Colombia, y en su área se perpetraba el 13 por ciento de los delitos denunciados en el país. Nueve años después, en 1973, Bogotá DC tenía el 13 por ciento de la población del país y el porcentaje de delitos había aumentado al 25 por ciento de los hechos dolosos. En 1985, la población era del 14 por ciento y la tasa de delitos representaba el 21 por ciento del total de delitos cometidos en Colombia. En 1993, la población representaba el 15 por ciento, pero la comisión de delitos había aumentado al 47 por ciento. En 2005, la población era del 16 por ciento y el porcentaje de delitos era del 29 por ciento.[8] Bogotá DC registró 17 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2015, para un total de 1.291 víctimas fatales.
Pareciera que la ceguera de nuestros dirigentes al identificar las causas de la inseguridad aunada a la incertidumbre social -en un presente que no tiende la mano- proveen fuego a la que pareciera eterna pira.
En 2020, la población de Venezuela había disminuido a 28.515.829 habitantes[9] como consecuencia de la emigración sostenida desde 2013, año desde el cual, precisamente, comenzaron a fortalecerse –particularmente en Caracas– las bandas y colectivos criminales como consecuencia de la crisis económica que pasaba factura en el hermano país. Se calcula que más de un millón 825 mil venezolanos se habrían radicado en Colombia,[10] asentándose la mayoría en Bogotá (337.526), Cúcuta (101.361) y Barranquilla (94.029).
El año pasado, Colombia registró 12.018 homicidios, con una tasa de homicidios de 24,3 por cada 100.000 habitantes. Por su parte, Venezuela con 11.891 homicidios bajó la tasa a 45,6 homicidios por cien mil habitantes,[11] siendo superada por Jamaica que reportó 1.301 homicidios, con una tasa de 46,5 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Durante 2018, por comisión de distintos delitos de alto impacto, fueron capturados –en 30 departamentos de Colombia–31.649 ciudadanos venezolanos,[12] lo que equivaldría al 7,4 por ciento del total de capturados en el país. 3.473 de ellos en Bogotá DC, 613 en Cúcuta, y 321 en Barranquilla, entre otras ciudades. Entre 2018 y 2020, 11.800 migrantes venezolanos fueron capturados por haber delinquido en Bogotá DC.[13] De esa cifra, cerca de 5.000 capturas se registraron durante 2019 y más de 3.000 el año pasado.
¿Qué ha pasado con la seguridad en Colombia, particularmente en Bogotá? ¿Son, acaso, los migrantes venezolanos los responsables de la inseguridad? ¿Acaso, el cambio de costumbre, afectaría peligrosamente el accionar de los grupos delictivos de origen nacional? ¿Será cierto que funcionarios del Gobierno de Venezuela apoyaron la liberación de presos comunes con la finalidad de expulsarlos aprovechando la migración hacia Colombia –imitando lo acaecido en 1980 cuando emigraron cientos de marielitos de Cuba hacia Estados Unidos, entre quienes se hallaban disidentes calificados por el gobierno cubano como ‘indeseables’–?
Todo indica que algunos migrantes venezolanos –que seguramente habían delinquido en su país, y que debido a la crisis socio-económica que se registra en Venezuela llegaron a Colombia– han encontrado en nuestro país a las organizaciones criminales que les proveen ‘trabajo’ estable y armas. Al igual que debe estar sucediendo con miles de connacionales que no hallan oportunidades laborales legales para sobrevivir dignamente.
El año pasado, en columna publicada en CiudadPAZ alerté: “Sabemos que una vez sea superada la crisis de estos días, la comisión de delitos crecerá exponencialmente como respuesta al desempleo, a las tensiones emocionales y a la oferta que surgirá de las organizaciones criminales que aumentarán sus efectivos cooptando a quienes navegan a la deriva en la afectada economía”.[14]
Las diferencias en las formas de delinquir existen. Las causas y los objetivos de los delincuentes podrán ser diferentes, pero el resultado de sus acciones es el mismo: inseguridad, desconfianza en el presente, miedo a mirar a los ojos a los transeúntes que se cruzan en los caminos, una percepción que se acrecienta con el paso de los días y el registro cotidiano de hechos…
De Caracas a Bogotá DC... Pareciera que la ceguera de nuestros dirigentes al identificar las causas de la inseguridad –y formular propuestas para enfrentarla– aunada a la incertidumbre social –en un presente que no tiende la mano– proveen fuego a la que pareciera eterna pira.
________________ [1] Gamín: “Muchacho que vive en la calle y comete pequeños robos”. Diccionario Oxford. [2] https://www.elnacional.com/venezuela/mataron-a-un-hombre-para-robarle-los-zapatos/ [3] https://impactovenezuela.com/para-robarle-zapatos-tiro-mataron-joven-guarenas/ [4] https://primicia.com.ve/nacion/de-varios-disparos-asesinan-a-estudiante-para-robarle-los-zapatos/ [5] https://www.laprensalara.com.ve/nota/-15381/2017/12/casi-lo-matan-para-robarle-sus- [6] Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), citado por https://es.insightcrime.org. [7] www2.javerianacali.edu.co/sites/ujc/files/node/field-documents/field_document_file/buenaventura.pdf [8] Fuentes: Censo de población, DANE. – Delitos contra la propiedad, Policía Nacional. Citados en la Revista Criminalidad, Vol. 50, No.1. Enero/junio de 2008 [9] datosmacro.expansion.com/analisis/los-peores/pais-mas-inflaccion [10] www.migracioncolombia.gov.co/noticias/mas-de-1-millon-825-mil-venezolanos-estarian-radicados-en-colombia [11] OVV [12] Ídem. [13] Secretario Distrital de Seguridad de Bogotá DC, Hugo Acero. [14] www.ciudadpaz.com/single-post/2020/06/15/as%C3%AD-va-el-partido-3086-vs-1667
Comments