top of page

SOBRE LA DUDA ANTE LA RESURRECCIÓN

* Habrá que mantener la cordura frente al caudillismo que suele nublarnos.

El pasado primero de noviembre el país conoció la noticia de la resurrección de dos partidos políticos que se sumaban así a la del Nuevo Liberalismo, del asesinado líder liberal Luis Carlos Galán.


Por decisión del Consejo Nacional Electoral le fue devuelta la personería Jurídica al partido Salvación Nacional, del también asesinado Álvaro Gómez Hurtado, y al partido Verde Oxigeno, de Íngrid Betancourt, quien fue secuestrada por las Farc-EP y hoy es parte de la llamada Coalición de la Esperanza, que está ya en la carrera política por los más altos puestos por votación en Colombia.


Estos acontecimientos llevan al país a recordar, a ilusionarse y a cuestionarse. A recordar un pasado no muy lejano en el que las formaciones políticas eran diferentes, había un amplio dominio de los partidos tradicionales y la tragedia se ceñía ya sobre nuestra vida social y pública, a causa de la guerra y del narcotráfico. A ilusionarse, puesto que muchos de los que conocieron a Luis Carlos Galán o Álvaro Gómez, sobre todo, se llenaron de ánimo pensando que aquello había renacido realmente para salvarnos de la tragedia del maniqueísmo, el oportunismo y la corrupción.

¿Estamos en verdad ante una luz en medio de la oscuridad? o más bien, ¿será posible que se esté tratando de animar cadáveres con los hilos de viejos politiqueros y jóvenes delfines?

Sin embargo, a la par de estos sentimientos nace la inquietud justificada frente la coherencia de la representación de estos partidos; crece la legítima duda acerca de si quienes han tomado estas banderas son realmente la encarnación del espíritu que movió a los líderes asesinados, y no son simplemente oportunistas que se han encontrado con un camino muy corto a grandes puestos de privilegio y a una esfera a la que no se accede fácilmente.


¿Estamos en verdad ante una luz en medio de la oscuridad? o más bien, ¿será posible que se esté tratando de animar cadáveres con los hilos de viejos politiqueros y jóvenes delfines? ¿Pueden asegurar los entusiastas y melancólicos de la ‘Renovación Liberal’ y, por otro lado, del ‘Acuerdo sobre lo fundamental’, que está ante nuestros ojos la autentica continuidad de estos proyectos que en su momento fueron promesas de cambio para Colombia?


Habrá pues que mantener la cordura frente al caudillismo que suele nublarnos y, sobre todo, seguir con cuidado el camino que vayan tomando estos movimientos, de los que lo único que podemos decir es que están muy lejos de ser lo que fueron a falta de su inspiración fundamental.

bottom of page