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PÁRENME BOLAS

* Cada vez el docente tiene menos tiempo, más estudiantes, más actividades y menor salario.

La educación siempre ha sido un pilar de la sociedad, la cual inicia en casa y continúa en las instituciones educativas.

En mi concepto, la gente de hoy califica la educación y la cultura a partir de los mismos estándares. Si bien, las dos van de la mano, se debe comprender que son aspectos diferentes.


Podríamos decir que la educación es un proceso mediante el cual interactúan dos individuos. Un individuo suministra a la otra herramientas para ser utilizadas en la vida. La Cultura, por su parte, es un conjunto de bienes de materiales y espirituales que son heredados de generación en generación con el fin de mantener las prácticas de una sociedad determinada, teniendo en cuenta los hábitos, valores y creencias.

Dicho de esta manera, hablemos de educación. Esta ha cambiado según la realidad en la que vivimos. Debido a ello las instituciones (sobre todo las de educación superior) se han centrado en los docentes, y han dejado de lado al otro actor de este proceso: el conglomerado de estudiantes.


Las instituciones ha centrado su proceso de formación en pilares como investigación, docencia, relacionamiento con el sector externo y proyección social. Para ello crean currículos, establecen alianzas con otras universidades y asociaciones, generan estrategias de intercambio y han migrado de una educación conductual a una más constructivista. Cumplen con presentar documentos al ente regulador en los que plasman proyectos, planes y programas con el fin de satisfacer y llenar la expectativas de los estudiantes. Pero, aun cuando en realidad ese proceso está bien, ¿dónde queda lo demás…?


Podría decirse que no falta nada. Pero, sí. Cada vez el docente tiene menos tiempo, más estudiantes, más actividades y menor salario. ¿Por qué se da ese fenómeno? Las universidades han categorizado al estudiante y lo etiquetaron como un cliente. Y como el cliente siempre tiene la razón, pues ustedes ya podrán entender.


Así, cualquier modelo pedagógico o cualquier metodología se ven opacados al tratar de mantener la cuota de estudiantes al día… Perdón, de clientes. De supervisar que el profesor entregue un reporte de estudiantes que no alcanzaron las competencias. Hay que tener en cuenta que el estudiante no cuenta con la asistencia o el interés adecuado. El flagelado termina siendo el profesor, porque no alcanza a despertar el interés suficiente en ese 'cliente' al asistir a la sesión de clase.


Los directivos no comprenden que los docentes no son los únicos actores de la educación. Pretenden que el docente también se responsabilice por la retención del alumnado. Que no deje ir a los estudiantes, que ofrezcan apoyo psicosocial (sin importar si el docente es administrador o arquitecto, por mencionar carreras que no tienen esa experticia).


Ahora bien, con el fin de mantener costos y generar punto de equilibrio los grupos han crecido hasta hallar un salón de 30 o 40 estudiantes con un docente, quien tiene la responsabilidad de mantener el grupo. No puede exigir mucho porque los clientes tienen otras materias o trabajos. Y, si de casualidad, el docente llega a exigir a sus estudiantes, estos se quejarán y el docente quedará en peligro de perder su trabajo.


Entonces: párenme bolas. Ustedes, como académicos, deben prepararse en idiomas y en postgrados en sus áreas de conocimiento. Estudiará posgrados para luchar por unas horas y lograr un sustento para pagar sus estudios y también sostener su hogar. Le pagaran únicamente las horas que está frente a los estudiantes, pero no le pagarán las horas de preparación y tampoco las de evaluación. Debe ofrecer apoyo en retención estudiantil, en atraer estudiantes y mucho cuidado si un estudiante pierde, porque usted debe generar un plan de mejora para que ese 'cliente' no renuncia a su universidad.


Ojalá la labor docente sea remunerada por el conocimiento y se valore su labor. Recuerden que todas las profesiones se derivan de un solo oficio: de la DOCENCIA.


¡Párenme bolas…!

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