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LA FIESTA DE LA INJUSTICIA SOCIAL

* Ecuador levanta la voz a través de los pueblos indígenas y reclama sus derechos.

Platón escribió que “La obra maestra de la injusticia es parecer por justa sin serlo”. Si leemos estas palabras con detenimiento, vemos claramente reflejada la realidad de América Latina, países empobrecidos por los corruptos, pueblos asesinados por la sed de poder y escusas banales de quienes ven la injusticia desde sus privilegios, barriendo bajo la alfombra el dolor de las naciones.


En medio de todos los abusos causados por un gobierno mediocre y un gobernante negligente, Ecuador levanta la voz a través de los pueblos indígenas y reclama sus derechos, los de sus hijos e hijas, los derechos de todos los ecuatorianos para quienes el costo de la vida se ha hecho tan insostenible, que deben escoger cual de las tres comidas diarias pueden ofrecer a sus hijos, porque no les alcanza para más.


El paro nacional que inicio en nuestro país el 13 de junio de 2022, es la expresión de un pueblo que ya no encuentra medios para sostener a sus familias, que a causa de la injusticia social y política ve cada vez más lejano el ideal de tener una vida digna a sus familias, y le llamo ideal porque es en eso, en lo que se ha trasformado uno de los derechos inalienables de todos nosotros como seres humanos.


Es fácil para quienes todavía tienen un empleo y logran llegar a fin de mes, mirar con desdén el sufrimiento de los otros y congraciarse porque están mejor que ellos, todavía no logramos ver que si permitimos que las cosas sigan como hasta ahora en nuestro país, la realidad de aquellos a quienes se ha llamado vándalos y criminales por luchar por sus derechos, será la realidad de todos los ecuatorianos, claro de todos aquellos quienes no somos parte del confortable nivel socioeconómico de los “amigos del presidente y la cúpula gubernamental” que ve como una película de ciencia ficción el malestar y la carencia que forman parte del día a día de nuestros pueblos.


Esto no es un llamado a la discordia ni a la segregación, sino una invitación al despertar de la memoria. El mayor problema de nuestra sociedad es que hemos olvidado que la mayoría de reivindicaciones de derechos se las debemos a la lucha incansable de nuestros pueblos, es necesario que volvamos a ser una nación, un mismo pueblo, que recuperemos la tan necesaria empatía y nos cuidemos unos a otros.

Esto no es un llamado a la discordia ni a la segregación, sino una invitación al despertar de la memoria.

Hoy nuestros hermanos en las calles, reclaman porque la vida se ha convertido en un estado de supervivencia, porque el gobierno que debe darnos garantías nos impone leyes retrogradas y ha convertido la injusticia social en un estado normativamente regulado y por ende permitido; porque aquella fuerza del orden que debería servir y proteger los está matando en las calles, policías y militares se han transformado en esclavos serviles de la injusticia gracias a su obediencia ciega y atentan violentamente contra el pueblo que busca hacer prevalecer nuestros derechos.


Es imposible alcanzar el diálogo y el consenso, cuando el pueblo apunta al pecho del pueblo con un arma, dispuesto a tirar a matar, es imposible el dialogo cuando el gobierno mentiroso encabezado por Guillermo Lasso, arremete con sus títeres uniformados contra los refugios de paz, lastimando a niños, ancianos y mujeres. Esto ya no es “daño colateral”, el gobierno transformo una manifestación pacífica en una guerra campal donde todos los días muere el hijo de alguien, el hermano de alguien, el padre de alguien.


El Gobierno pide paz, mientras ataca al pueblo, lo divide y convierte a unos en víctimas de otros; todos queremos paz, pero en condiciones de equidad y respeto que realmente se materialicen, mientras esto no suceda y el gobierno no se desarme para llegar a un diálogo real, Ecuador seguirá oscurecido por la mano de la corrupción. Exigimos respeto a nuestros derechos, exigimos paz y sobre todo exigimos justicia, porque sin justicia para el pueblo, no puede haber paz para el gobierno.

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