* Se intenta hacer un cambio en Colombia. Lo más seguro, se cometerán muchos errores.
El cableado cerebral que busca obtener placer y evitar dolor está adecuado para un mundo de escasez, riesgos y peligros. “Tiene mucho sentido desde una perspectiva evolutiva”, señala la psiquiatra Anna Lembke.
“Es un diseño para unas condiciones en que, si no encontrabas agua o alimento, podías morir”.
“Pero es un mecanismo neurológico absolutamente horrendo en un mundo en el que con el celular puedes conseguir lo que quieras”, advierte.
Nos inclinamos hacia el lado del placer y le huimos al dolor y a la infelicidad, creamos la necesidad de tener cosas para sentir algo; la violencia está más relacionada con el egoísmo y la codicia que con ideologías políticas.
La humanidad navega en mares tormentosos muy profundos sin un rumbo definido, atando los dioses al espíritu.
En el camino de la verdad nos topamos con conceptos y opiniones valiosas que se contradicen, chocan en cuestiones fundamentales. Finalmente nos determinan teorías fascinantes, tesis asombrosas, galopes estruendosos, explicaciones fabulosas, evidencias racionales, justificaciones emocionales; todos, relatos aislados que no pueden tomarse como faros.
La humanidad navega en mares tormentosos muy profundos sin un rumbo definido, atando los dioses al espíritu.
Los pueblos latinoamericanos intentan la construcción de sus estados. Se achacan nuestros padecimientos a la irresponsabilidad moral de los gobernantes y a la ausencia de líderes capaces. Considerando que nuestros líderes y gobernantes se gestan en una ausente cultura política, un desprecio por la historia y un ambiente de indiferencia, resignación y conformismo, somos productores de nuestro propio destino.
Se intenta hacer un cambio en Colombia. Lo más seguro, se cometerán muchos errores. Seamos conscientes de las limitaciones ciertas de la institución Estado para hacer transformaciones en la sociedad. Se requiere la dinámica de un pueblo.