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FRANQUISMO

* Después de la Segunda Guerra, Franco decidió transformar a España en aliado incondicional de los norteamericanos.

Nuestros antepasados nunca evolucionaron hacia algo definido o buscado, simplemente sobrevivieron a circunstancias inevitables que nos hicieron lo que somos: simios inteligentes que tienen que comer todos los días, únicos seres en el inmenso universo conscientes de la existencia, navegando desde siempre sobre una incertidumbre fascinante: lo que sentimos, lo que pensamos, lo que hacemos, lo que somos.


Estamos en el valle del Tigris y el Éufrates, cuarto milenio a. de C.


La escritura, las primeras grandes civilizaciones, los primeros grandes Estados, las primeras herramientas agrícolas y administrativas, las primeras sociedades complejas, surgen en una medialuna que toma el nombre de “Creciente Fértil”, en el cuarto milenio a. de C., formada por Mesopotamia, en el valle del Tigris y el Éufrates, las tierras de lo que hoy es Israel, Palestina y el Líbano en el extremo oriental del Mediterráneo y la civilización egipcia en el valle del Nilo, al sureste de ese mar, paralelo al hoy Mar Rojo que se inicia en su parte norte en el Canal de Suez.

Civilizaciones urbanas del Creciente Fértil hacia 1.500 a.C.

Los dos primeros grandes núcleos fueron las civilizaciones de Mesopotamia en el valle del Tigris y el Éufrates y la civilización egipcia en el valle del Nilo. Ambas culturas comenzaron a desarrollarse a lo largo del cuarto milenio a. de C., siendo responsables de extraordinarios aportes a la historia de la humanidad.

Los Sumerios en Mesopotamia fueron los primeros en escribir, y desde ahí comenzamos a registrar la eterna dinámica de las acciones humanas, del poder, del amor, del sexo, del odio, de las risas, de las lágrimas...


El arado de tracción animal y el dominio de los regadíos, permitió a los habitantes de Mesopotamia tomar el agua del Tigris y del Éufrates y excavar gigantescos canales que permitieron irrigar y fertilizar grandes extensiones que produjeron las riquezas suficientes para sustentar esas tremendas sociedades.


Gracias al desarrollo de la tecnología agrícola, comenzaron a surgir en el extremo meridional de Mesopotamia, al sur de lo que hoy es Irak, en el siglo cuarenta a. de C., las primeras ciudades de la historia, cuando se produce el paso del Neolítico al Calcolítico, comenzando la edad de los metales con la era del cobre, que permite fabricar herramientas y armas mucho más eficaces y resistentes que las de piedra.


El desarrollo de la agricultura y el aumento de la cantidad de gente permite que haya excedentes agrícolas y de hombres y que se genere la necesidad de jefes, de gobernantes que se dediquen a organizar a los habitantes, diseñar proyectos, contar las cosechas y cobrar tributos que se aportan con destino al bien común.

La idea del franquismo que se impuso en la región latinoamericana es una conveniente forma de gobernar que protegiendo los capitales internos.

Las jefaturas se articularon en torno a dos instituciones que son el palacio y el templo. Los primeros jefes de las primeras ciudades sumerias se inventan un curioso sistema para convencer a la población de la conveniencia de aportar tributos a sus gobernantes: convencen, justifican a sus ciudadanos de que entreguen sus tributos, argumentando que son para los dioses y que son los dioses quienes les han puesto allí. Se siembra como algo sagrado la idea de que el monarca es intermediario entre el poder divino y el pueblo. Los primeros reyes eran sacerdotes.


Aparecen los líderes, los jefes, que podían ser gente sabia, respetable, sin intereses, honestos, pero también aparecen los avivatos que empezaron a exigir cosas o pagos especiales a cambio de gobernar favoreciendo a alguno.

Individuos empezaron a acumular cosas en tanto que muchos otros no tenían nada.


Se manifestó la diferencia entre tener mucho y no tener nada, dominar y ser dominado. Los inmensamente ricos con su riqueza empezaron a pagar protección a los pobres, gente que armaron, y convirtieron en soldados, y como existían unos cuantos en las mismas condiciones, cuando se llevaban bien se hacían aliados, cuando se llevaban mal se agredían, cada uno con sus aliados. Luego aparecieron las guerras entre Estados, por querer arrebatar la riqueza a otras sociedades, o conquistar sus territorios o defenderse…


Estamos en Latinoamérica, siglo XXI.


En todos los tiempos, en todo el planeta, una clase, la más poderosa, hace cómplice al Estado para controlar la economía, al clero, a los políticos, a los ejércitos, dictan las leyes, dirigen los países. Hay lugares y tiempos donde esa clase tan necesaria, actúa con justicia. Jamás ha reinado tal justicia en alguno de los países de la América Latina.


El general Francisco Franco tomó el poder en España a partir de 1939 luego de su triunfo durante la guerra civil española.


Apadrinado por Hitler y Mussolini, creó un modelo de autoritarismo conocido en la historia como franquismo o Nacionalcatolicismo porque la dominación militar tuvo como aliado central y hegemónico al catolicismo español y la obligación a toda la sociedad española de ser católica con la idea franquista de emprender una reconquista ideológica de Latinoamérica por parte del poder de los católicos.


Después de la Segunda Guerra, Franco decidió transformar a España en aliado incondicional de los norteamericanos, debido en esencia al carácter anticomunista de un régimen que se dedicó en América Latina a imponer el poder de las burguesías, lo que sedujo a la clase política norteamericana que decidió apadrinar a Franco y transformar a toda Iberoamérica en un inmenso territorio disponible para los norteamericanos en su lucha contra los comunistas. La idea del franquismo que se impuso en la región latinoamericana es una conveniente forma de gobernar que protegiendo los capitales internos, protege el monopolio extranjero mediante un estricto control dialéctico, político, financiero, militar y de la opinión pública.


Agrega la historiadora Matilde Eiroa, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid: “Argumentando el anticomunismo, en Latinoamérica se pusieron en marcha proyectos y mecanismos represores criminales para acabar con la oposición. El franquismo estructuró un proceso de represión que perfeccionaron los latinoamericanos”.


El franquismo está vivo, es un aroma, es una concepción de la sociedad desde el punto de vista del simio: egoísta.

Impide el desarrollo.


En la América Latina, se percibe el comando del sentimiento franquista. El paramilitarismo es un destello.


El franquismo trajo algo poderoso: obligó a entender.






































“Los Sumerios, donde todo empezó”, conferencia virtual de la historiadora española Eva Tobalina.

Extracto personal.

”La presencia del franquismo en la sociedad colombiana”, ensayo del colombiano Alejandro Uribe Bedoya.

Extracto personal.

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