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EL TEMOR, ARMA VIOLENTA Y CONTUNDENTE

* Despertar en la mente de la sociedad sentimientos de angustia y debilidad con amenazas y manejos Psicológicos violentos, una estrategia que siempre ha hecho presencia en Colombia.

El temor una magnífica técnica para lograr el sometimiento de los demás. Si están asustados les dará miedo actuar y así el terreno para lograr propósitos quedará abonado. Otra puede ser, indisponer a unos con otros para desviar la atención o evitar enfrentar a un grupo o comunidad unido e identificado con unos objetivos y aspiraciones. Así conocer el miedo de las personas será ideal para presentarse ante ellos como salvadores y redentores, única opción con la cual podrán evitar llegar al caos que tanto temen.


Estas estrategias no son propiedad de nadie, a través de la historia han sido experimentadas con éxito por parte de quienes han querido vulnerar y aprovecharse de otros para fundamentalmente lucrarse de su debilidad y ejercer poder sobre ellos. Sin embargo, el ser humano superior a cualquier manipulación tiene la capacidad de observar, darse cuenta y decidir si seguir el juego y caer en el papel de “idiota útil” paralizándose por el miedo o tomar una posición que por difícil que parezca, lo puede conducir a lo que, a su modo de ver y entender, es más justo y conveniente para su vida, la de los suyos y los de su comunidad.


Los noticieros, los informativos y especialmente, las redes sociales hoy por hoy son el escenario perfecto para dar rienda suelta a esta estrategia; unas imágenes bien grotescas, con mucha sangre, eso sí, dolor palpitante que ejemplarice y haga estremecer al más indolente, logran el efecto de sembrar el pánico para enseguida presentarse como los grandes salvadores y preservadores de la seguridad y la tranquilidad, aunque para ello tengas que pagar permitiendo que te sean vulnerados tus derechos fundamentales como pueden ser la salud, la educación, la vivienda y alimentación, entre otros.

Otra faceta es calumniar, desprestigiar, asustar, mentir, ocultar, pronosticar caos y pobreza.

Unos falsos positivos pondrán de manifiesto la magnitud de lo que el terror puede causar, a título de otros se efectúan torturas, robos, asesinatos y demás delitos para mostrar a lo que pueden estar abocados quienes se manifiestan en contra de quienes ejercen el poder. El poderío de las fuerzas armadas violencia, sangre y muerte.


Otra faceta es calumniar, desprestigiar, asustar, mentir, ocultar, pronosticar caos y pobreza, lo que hace que, apegados a una falsa seguridad, permitamos que se roben nuestros recursos naturales, aceptemos unos malos servicios, soportemos las malas administraciones en las que a todas luces se hace evidente la ineficiencia y falta de entrega y solidaridad con quienes los pusieron en esas posiciones. Con resignación pagamos por una educación que deberíamos recibir gratis, vemos como los dineros del estado son malgastados o puestos en manos de familiares y amigos y, ante nuestros ojos, de manera descarada se otorgan prebendas a quienes conviene para mantener alineada a la sociedad y poder ejercer el control y la corrupción; por ello, quien se atreve a denunciar los delitos y las irregularidades se constituye en elemento clave para ser perseguido y violentado.


Observar e identificar estas estrategias y maniobras a la opinión es importante para evitar ser manipulados y caer en el juego que con ellas se persigue, como puede ser obtener el voto en los comicios electorales lo cual brinda a los políticos la oportunidad de acceder a los cargos públicos y de esta manera influenciar al público olvidándose de ofrecer propuestas e ideas que beneficien a la sociedad a la que pretenden representar; en esto es en lo que debemos fijarnos, revisar el historial jurídico de los candidatos, quiénes lo acompañan, que labores ha desarrollado y demás.


Cada persona está en capacidad de decidir, sin dejarse presionar y estando alerta a cualquier anomalía; un control que debemos asumir porque otra de las amenazas latentes es la alteración de los resultados electorales y la corrupción como compra de votos, ofrecimiento de puestos públicos y demás.


No al temor, sí a la participación decidida, responsable y autónoma.

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