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DEMOCRACIA, KANT Y KELSEN

En el XIX Congreso de la Asociación Colombiana de Filosofía del Derecho y Filosofía Social 'Asofides', realizado en la Universidad del Atlántico, fueron presentados los libros “Símbolos del azar de este tiempo” de Galo Alarcón Contreras, “Recepción, fundamentos y desarrollos de la Escuela de Frankfurt en Colombia” de Óscar Mejía Quintana y “Emociones, democracia y anticolonialismo en Kant. El legado práctico del genio de Konigsberg” del jurista y filósofo Rodolfo Arango Rivadeneira. Los tres escritores ilustres son docentes universitarios, que es lo mismo que afirmar que son voces de la academia colombiana con ciudadanía universal.


He tenido la oportunidad de leer los artículos acerca de la democracia del libro de Arango Rivadeneira. En particular, “Kelsen y Kant sobre la democracia” y “La concepción normativa de la democracia un aporte neokantiano”.  Lo primero que señala el autor es que en principio existe una aparente contradicción que enfrenta las concepciones de la democracia entre Inmanuel Kant y Hans Kelsen porque el primero identifica la democracia como forma de Estado, en estricto sentido de la palabra: despotismo. En cambio, Kelsen la define como la mejor forma de Estado en razón a que maximiza el valor de la libertad.

La forma de democracia moderna que defienden Kant y Kelsen es la republicana y representativa de la modernidad.

No obstante, la contradicción aparente entre ambas concepciones no es tal. Arango Rivadeneira, con fina argumentación, saca a la luz que, por el contrario, las ideas de democracia de ambos son compatibles y complementarias. Lo son porque los desarrollos de Kelsen complementan la democracia de Kant y el republicanismo de este corrige la democracia liberal kelseniana.


La compatibilidad se funda en tres argumentos: primero, concilia el positivismo de Kelsen con el derecho racional de Kant, lo que implica que la democracia debe ser el reinado del derecho racional. Segundo, ofrece una fundamentación filosófica de la democracia que fomenta su universalización. Y, tercero, constituye una contribución al fortalecimiento de las instituciones democráticas siempre amenazadas por el autoritarismo, las actuaciones militares unilaterales por fuera del derecho, la miseria y la inequidad.


La compatibilidad y complementariedad entre la democracia de Kant y Kelsen encuentra refuerzo en el descubrimiento acertado del autor al precisar que la democracia como despotismo al que se refiere Kant no es otro que el ocurrido en la democracia antigua, directa e irresponsable por sus acciones. La democracia cuando se reduce a la dictadura de la mayoría no es más que manifestación de despotismo.


Asimismo, la forma de democracia moderna que defienden Kant y Kelsen es la republicana y representativa de la modernidad, sometida al gobierno de las leyes y una constitución política que sirve de marco de referencia y límite a las autoridades.


Arango Rivadeneira insiste en que la democracia en Kant y Kelsen no es más que un modelo de organización política sometida al derecho para asegurar la libertad y la igualdad jurídica de todas las personas que está instituida para la defensa y protección de la dignidad humana y el sometimiento de todos al mundo del derecho.


Invito a estudiar las obras citadas en este texto; muy en especial, la obra de Rodolfo Arango Rivadeneira, ilustre magistrado de la JEP y a profundizar en el debate sobre democracia, Constitución y soberanía.

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