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El sentido de la Navidad


Por desgracia, en un mundo entregado al consumo y saturado de tareas orientadas a ese consumo, la navidad se ha convertido para la mayoría en una época de descanso y fiestas, en un espacio para todo aquello que el resto del año no puede hacerse, más allá de cualquier sentido profundo y de su significado originario. En términos generales, la navidad es la forma en que el mundo cristiano occidental recoge una serie de tradiciones alrededor del mundo cuyo punto de partida es el cierre de un ciclo y la apertura de otro. La navidad es final y comienzo, es una forma de muerte y de nacimiento.

En el mes doce el sol entra en capricornio, que tiene a Saturno como regente, después de atravesar el zodiaco completo; doce trabajos realizo Hércules, doce son los apóstoles de Cristo; por ello la tradición milenaria de las 12 uvas al final del último día del mes doceavo, como forma de situarse frente al año (agno, anillo circulo, ciclo) que se cierra y el que se abre. De ahí que en la Roma antigua, entre el 17 y el 25 de diciembre, se celebraban las 'saturnalia', en las que se elegía un rey entre los esclavos que se liberaban durante un periodo de oscuridad cósmica.

Posteriormente este rey renacía dejando atrás esa oscuridad. También en Roma, durante el inicio del año nuevo, se celebraban la fiestas a Jano, de donde sale el nombre del mes enero, que era una deidad con rostro de hombre adulto el año que moría y tenía rostro de joven el año que iniciaba, representando la renovación.

Así mismo, el nacimiento de Cristo es el gran símbolo de una promesa que está por venir y que según se asuma llevará a unos y a otros nueva luz. El niño nace nuevamente cada caño. En la muerte de un ciclo nace algo nuevo para todos. Cósmicamente al final del año hay una renovación existencial que permite dejar atrás todo y abrir nuevas sendas. Tomar conciencia de ello, darle sentido individual, familiar y comunal puede hacer que le demos un rumbo a nuestros actos orientado a mejorar en todos los sentidos y hacer el mundo mejor dándole importancia a lo verdaderamente importante. La vida no es una serie de acontecimientos sucesivos sin sentido, tal como muy recientemente en el tiempo han venido a considerar los modernos y los posmodernos, sino un juego de ciclos con un sentido profundo, tal como como lo consideraron siempre todas las grandes culturas orientales. Es esta comprensión la que vale la pena rescatar para significar en la propia vida. ¡Feliz Navidad!

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