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Seamos optimistas


Piedad ‘ha vendido’ su voto en todas las elecciones. “Ellos son bien, me cumplen con la plata y yo soy seria con mi voto”, sostiene sin aspavientos. Ella comercializa su sufragio como si se tratara de un par de zapatos.

Según una investigación de Francisco Cala, de la Universidad Católica de Colombia, entre el 40 y 50 por ciento de los colombianos habitantes de las zonas urbanas están dispuestos a vender su voto por 10 mil pesos. Esta cifra se incrementa a un aproximado de 52 por ciento de las mujeres y 57 por ciento de los hombres, a medida que se aumenta el precio a pagar por el voto hasta 50 mil pesos (Fergusson y Riaño, 2014). Tales datos develan un hecho preocupante: más de la mitad de la población urbana de Colombia está dispuesta a vender su voto por 50 mil pesos.

Esta realidad: una combinación de necesidad, ignorancia y falta de escrúpulos nos deja a la merced de una mayoría irresponsable que tiene como slogan: “Papaya puesta, papaya partida”. Los políticos promotores de tal ‘comercio’ viven una lucha frenética por el éxito individual.

En la cotidianidad están representados por los estudiantes que ven normal copiarse en un examen, por quienes se cuelan en el transporte masivo, por los que –sin haber pagado– beben un yogurt en el supermercado, por los que sacan copia a los libros o compran elementos piratas o robados, por quienes dejan de pagar al tendero de la esquina, por los que adulteran su contador –para que marque menos consumo de luz– y por aquellos que tramitan ‘micos’, ‘elefantes’, ‘carruseles’ de contratación, por aquellos arrogantes que se roban el dinero del Estado justificando lo injustificable y cuyo único animo es demostrar que son o quieren ser poderosos.

Me preguntan “si soy optimista en el futuro del país” y ante este panorama, ¿cómo serlo? Somos una Colombia concentrada en el ego individual, acostumbrada a pelear con el que se identifica con ideas diferentes a las mías. “Si tenemos que arreglar a las balas, se arregla a las balas”, “Si me toca callar al otro, se calla”, “El que no piensa como yo es malo y punto…”.

TAMBIÉN SUEÑO

Mi padre, de 74 años, podría quedarse viendo televisión, tranquilo con su pensión, hablando con los que pasan por la puerta de mi casa en el barrio Centenario, en Soledad (Atlántico), despertándose tarde y alegrando su vida escuchando música de Joe Arroyo.

Pero, no. Mi papa es un luchador que cree en una Colombia diferente y ha decidido lanzarse al Concejo de Soledad. Salió de su zona de confort y está caminando casa a casa en el sol asfixiante y los 37 grados centígrados de una calle de Soledad a las dos de la tarde.

Quiere ir al Concejo para co-administrar un municipio que ha sido sinónimo de corrupción. “Quiero aumentar el presupuesto destinado a la calidad de la educación, para que los profesores puedan enseñar mejor y los niños crezcan con oportunidades”, señala mientras seca el sudor de su rostro optimista al que nunca le falta la sonrisa. Habla de oportunidades que él no las tuvo, que le fueron tan esquivas al punto que no le permitieron terminar el bachillerato. “Sueño con una sociedad educada, culta, solidaria. Con una Soledad llena de gente trabajadora, que antes de pelear se pone en los zapatos del otro y que saben convivir cordialmente”, explica a unos jóvenes que están en una esquina y que le comentan que no tienen trabajo.

Mi papá habla de ética, de valores, de hacer el bien sin mirar a quien, de dar amor sin medida. Habla de nuevos liderazgos. Lo escucha Piedad, la misma que ya tiene el voto ‘comprometido en venta’. Ahora, confiesa que lo está pensando.

“Hija, no quiero dejar un país peor del que recibimos”, me dice mientras sigue caminando otra cuadra, entregando volantes y pidiendo un voto. En este momento siento esperanza, siento que si existen más hombres y mujeres como Lizardo Dautt. Creo que vamos a lograr esa sociedad digna e igualitaria que nos merecemos.

La verdad no puede verse con los ojos, sino con el corazón. No importan las cifras, claro que podemos, claro que ¡Vamos a salir adelante! Seamos optimistas, hoy Piedad está pensando en no vender su voto.

@indagar7

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