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Lecciones de desigualdad e injusticia


Ahora que los colombianos estamos tan asombrados por la salida de venezolanos de su país, recordemos que la población de colombianos en el exterior asciende a cerca de 4.7 millones de connacionales, según estimativos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Si nos estamos inmiscuyendo en asuntos de ese país, conviene recordar que llevamos 60 años inmersos en una guerra interna fratricida con la que nuestros políticos han logrado ubicar la corrupción del país en un segundo y tercer plano, mientras la mayor parte de nuestro pueblo anda sumido en la miseria y la desesperanza.

Podemos dar a los venezolanos lecciones de desigualdad e injusticia. Somos especialistas. ¡Tercer lugar en el planeta!

Comparados con los políticos colombianos, los castro-chavistas son unos ineptos principiantes en corrupción e impunidad. Son espeluznantes las cifras de la corrupción en Colombia. Podríamos enseñar a los socialistas del siglo XXl cómo pueden robar sistemáticamente los recursos de una nación, ‘sin dar tanta boleta’ y ‘sin hacer el oso internacional’.

Enseñarles que la violencia no tiene por qué mostrarse como inmoral y escandalosa.

Alrededor de 120 muertos venezolanos en las manifestaciones antichavistas observadas en todos los noticieros han sido un escándalo internacional, como debe ser.

Desde el primero de enero del 2016 a la fecha, más de 800 colombianos han sido cazados y asesinados a cuentagotas: para desalentar el proceso de restitución de sus tierras, la defensa de los territorios ante mega-proyectos o la defensa de los derechos humanos. Crímenes que pasan inadvertidos, y que son –en algunos casos– calificados como líos de faldas, sin cámaras de noticieros. ¡Tienen que aprender los chavistas! Enseñarles que las muertes se manipulan y se convierten en estadísticas.

Los dirigentes chavistas son ignorantes, vulgares, evidentes, previsibles, patéticos, grotescos y hasta brutos. Tan brutos, que se evidenciaron con una vulgar dictadura que está condenada a desaparecer.

Los políticos colombianos, en cambio, servidumbre de grandes intereses de este país, de familias ‘bien’, educados en exclusivos centros nacionales y extranjeros, son decentes, inteligentes, cultos, sagaces, sutiles, eficaces y efectivos para hacer sus ‘trabajitos’.

Tan efectivos, que han logrado desde hace mucho tiempo tramarnos con una supuesta democracia, enfocada realmente a servir a sus principales sujetos, mientras nos distraen con una película de malos y buenos, emboscadas, bombardeos y héroes póstumos. Son unos maestros.

Los venezolanos pueden decir que están siendo sometidos por una dictadura, mientras que los colombianos somos cómplices de la tragedia. Nos mantienen divididos, poniéndonos a ‘botar’ corriente en conflictos manipulados. En años pasados éramos liberales vs. conservadores. Hoy, si la gente conociera la historia del país, no sería ni de Derecha ni de Izquierda, simplemente sería sensata.

“La Historia es absolutamente necesaria para educar y formar a los hombres”.

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