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Fiestas Católicas que en sus orígenes fueron 'paganas' (1)


Jamás pensaron los Daducos[1], y lo miles de fieles que estaban regados por Menfis, Sidón, Tebas, Esparta, Roma y tantas y tantas islas y ciudades del mundo antiguo, que unos cuatro mil años después, al otro lado del tiempo, en la era de la más moderna tecnología, se celebrarían las mismas fiestas que ellos les tributaban con alegría y pasión a sus dioses y héroes, encendiendo cirios sagrados que le proveían los sacerdotes, para iluminar los oscuros caminos de la vida.

Una rápida mirada al paganismo, como la Primitiva Iglesia Cristiana, a medida que fue adquiriendo poder político y metiéndose en las administraciones de pueblos y ciudades, estigmatizó las creencias de aquellas civilizaciones notables, muestra que lo único que ha sucedido en esas celebraciones, es el cambio de personajes y de nombres, pero la esencia de la fiesta es la misma.

En el mes del bifronte Jano, el mes de las dos caras, los reyes egipcios y el mundo antiguo, el seis de enero celebraban la Epifanía,o revelación. Los griegos la llamaron Teofanía, o aparición de Dios.

La Candelaria, fiesta que se celebra el dos de febrero de cada año en memoria de la presentación de Jesucristo en el templo y de la purificación de la Virgen, fue instituida por el Papa Gelasio en el año 492 y ratificada cuatro décadas después, en 536 por el Papa Virgilio. El Papa Inocencio III, en el 1200, en uno de sus sermones, como era llamada la Encíclica, para aclarar algunas dudas acerca de la veneración reconoció que era la misma fiesta que el mundo antiguo tributaba a Ceres. En su mensaje escribe: “que la fiesta de la Candelaria sustituyó a otra muy diferente que se celebraba en honor de la diosa Ceres, en la que se encendía un sin número de luces, que llevaban las mujeres en la mano”.

Las bacantes y lupercales, la primera fiesta del cortejo de Baco (Dionisos) y la segunda del cortejo de Lupercio. Iniciaban el 15 de enero y terminaban a mediados del mes de febrero, que era el mes de la Purificación. Hombres y mujeres celebraban con toda clase de alegrías, especialmente aprovechando la época de las flores, para hacer vestidos y sombreros. Fueron las fiestas llamadas las Antesterias, en honor a Dionisos. El Papa San Gelasio, en el 494, de un plumazo las convirtió al cristianismo con el nombre de San Valentín. Terminadas dichas fiestas se iniciaba la cuaresma o purificación del cuerpo en que a las mujeres se les prohibía mantener cualquier clase de relaciones sexuales.

El mundo antiguo también celebraba la Resurrección con toda clase de eventos. Fenicia, Egipto, Persia, Siria, Judea y Grecia. Estas fiestas fueron llamadas las Asclepíades (Asclepios, Dios de la Medicina). Festejaban la Resurrección de Asclepios (Esculapio), después que fue fulminado por Zeus por resucitar muertos, a raíz de las quejas que puso Plutón de que el Averno estaba quedando solo. Y la de Orfeo, después de permanecer varios días en el inframundo cuando bajó a buscar a su esposa Eurídice. Es en estas fiestas en las que Caronte el Barquero de la Laguna Estigia, tiene un papel protagónico pues es él quién guía la procesión de barcas y almadías, en donde van las almas de los muertos esperando que ellos también le suceda lo mismo que Esculapio y Orfeo: vencer a Tanatos, dios de la muerte.

Las Emacurias, o fiestas de la flagelación, se realizaban en abril, mes que estaba dedicado a Venus. Los jóvenes con el torso desnudo se flagelaban sobre el Peloponeso en la tumba de Pélope, hija de Tántalo, rey de frigia, con el objeto de castigar las malas acciones. Mayo era un mes atiborrado de fiestas. Grecia había una consagrada a Midas y a la caña, que estaba protegida por Orfeo. Para los antiguos, la caña era una planta bendita. De ella se hace flechas, plumas y la flauta siringa y además es uno de los atributos de los ríos y de las ninfas.

Las fiestas del mes de mayo, iniciaban con un homenaje a Cibeles (Rea) el primer día del mes, cuyo nombre se lo puso Rómulo en homenaje a los senadores y nobles que eran llamados maiores.

También se celebraban las Cereales, fiestas que demoraban una semana en homenaje a Ceres (Deméter), rememoraban el dolor y tragedia que sufrió la diosa, por el rapto de su hija Proserpina a manos de Hades (Plutón) dios de los Infiernos y también agradecer a la diosa por las cosechas de caña, una de las plantas.

Generalmente las fiestas de mayo se realizaban a orillas o en las aguas del río Pactolo, ya que en sus aguas fluían corros de pepitas de oro, porque en él se bañó Midas, para quitarse el sortilegio de que todo lo que tocaba lo convertía en oro.

En conclusión, la mayoría de fiestas que celebra la Iglesia Católica en nuestros días, con luminarias, quema de cirios, flores, flagelación, sea en homenaje a la Virgen, Santa o Santo, son guardando las proporciones las mismas que en tiempos pasados fueron llamadas despectiva y peyorativamente, fiestas 'paganas[2]'. Entre aquellas y éstas no hay diferencia: con los mismos atributos, celebración y parafernalia, de lo que acontece en nuestros días.

@jocetalaigua

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[1] Sacerdotes que llevaban las antorchas encendidas

[2] De Pagus, país. De allí viene pueblo. Un pagano era una persona de pueblo.

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