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Esos seres maravillosos llamados tías …


Hay muchos temas de actualidad en los que en esta hora pudiéramos extender copiosas líneas de opinión. Son muchos los temas que en una semana se suceden, tanto así que una noticia pareciera opacar en importancia a la anterior. El secuestro de un menor en el Catatumbo y su liberación, la justa protesta del sector educativo reclamando más inversión para su financiación, las palabras despectivas de un Presidente del Senado a una meritoria estudiante y líder, cuando está en duda la autenticidad de un título de bachiller, las despectivas palabras de un popular abogado caribeño, comparando el ajiaco con comida para perros, entre otros temas tan triviales, que por eso en esta ocasión decidí desde esta columna de opinión, hacer un homenaje a esos ángeles en cuerpo de mujeres a las que llamamos tías.

Sucede en lo particular, que mis tías tanto maternas como paternas, se convirtieron desde mi infancia en esos seres que han hecho un seguimiento a cada uno de mis pasos, siendo para mí un referente como trabajadoras, luchadoras, excelentes madres, esposas, hijas, compañeras, es decir, destacándose en cada uno de esos roles que la vida y el destino les marcó.

Hoy, ante mi gran tristeza despidiendo a la última de ellas por la línea materna, no puedo más que destinar estas pocas líneas para expresar mi gratitud a Dios por la bondad de concederme en esta tierra, el privilegio de haber compartido con cada una de ellas, la esencia de esos brazos amorosos y esos recuerdos de cariño y afecto que me rodearon cada instante. Quisiera pensar que para cada uno de los que lee estas reflexiones, también haya sido o sea una experiencia satisfactoria el contar con ellas como coequiperas en la función de madres: las Tías.

Infortunadamente en mi caso, he tenido que despedirlas una a una en muy corto tiempo, y he visto la angustia de mi madre al despedirse de cada una de ellas, que no ha podido ni con el tiempo ni con la razón lograr superar esas ausencias. Guardo de ellas, tantos bonitos recuerdos, que mi corazón y mente se sienten en un carrusel de emociones y congojas al traer al recuerdo esos bellos momentos donde solo puedo en esta hora manifestar mi gratitud al cielo por haberme regalado cada uno de esos seres angelicales en forma humana que hasta hoy me acompañaron, porque despido ante el horror del incierto futuro a la última de ellas. Por otra parte, quedan las hermanas de mi padre, quienes serán y seguirán siendo las depositarias de mis afectos, y el esparcimiento de mis pausas emocionales, donde descansará ahora el afligido corazón.

En este momento pido disculpas a los lectores, que esperaban un tema de interés noticioso o critico de los sucesos actuales, pero en este instante quise compartirles la necesidad de poder compartir en vida con aquellas personas a las que poco solemos gratificar, ya que los tantos compromisos de la vida, las reglas sociales o el comercio, nos hacen pasar por alto lo que es realmente importante en el tiempo, que es disfrutar el presente con las personas que nos son afectas en todo espacio.

No existe el día de las tías, es por ello que saludo a cada una de quienes cumplen ese rol, que sé son muchas, unen fuerzas para ayudar a cumplir los sueños de sus sobrinos siendo cómplices silenciosas de esos triunfos y cumplimiento de metas y desafíos. En honor a la última de ellas, un minuto de silencio y un beso para quienes tienen la fortuna de tenerlas todavía.

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