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Promovamos la vida en torno a la paz


Parece estar gastada, todos dicen quererla, pero muy pocos dan un paso adelante para alcanzarla, Ahora se ha vuelto el caballito de batalla con el que algunos esperan ganar las elecciones. La política se apodera cada día de la necesidad y el anhelo de alcanzar la paz que el país, luego de más de 50 años de guerra, reclama.

Las víctimas de la guerra, todos los colombianos, incluidos quienes la promueven, parece que no tienen conciencia del momento coyuntural que vivimos: la oportunidad de construir el nuevo país en que todos, absolutamente todos, tengamos la opción de surgir porque habitamos una tierra tan diversa y prospera que cobija y brinda posibilidades de crecimiento y desarrollo a todos sus habitantes.

Justicia e igualdad social son la base de cualquier entendimiento o compromiso que a partir de este momento se construya en pro de la salud, la educación, la cultura, la economía y demás de los colombianos. Para ello el cuidado de los recursos, el reconocimiento de los valores y el respeto entre unos y otros será fundamental para aprender a defender la vida y con ella la paz.

Identificarnos con nuestras raíces, reconocer nuestras diferencias y al mismo tiempo respetar los derechos de cada uno serían los primeros pasos hacia esta nueva actitud que conduzca al camino de la nueva Colombia. Comportamientos diferentes a los que se venían presentando porque la mentalidad de los años precedentes implicaba miedo, sumisión servilismo, aprovechamiento de las situaciones y por ende la vulneración de los derechos de las personas en todos los sentidos.

Una nueva posibilidad de vida sin odios ni venganzas, sino de trabajo conjunto en torno a unos objetivos comunes que no tengan como base la perpetuación de un conflicto que beneficie a unos a consta del dolor y la muerte de sus compatriotas, sino la construcción de una nueva nación. Ese es el ideal por el que se hace necesario pensar y actuar en torno al bienestar del país y no al de los intereses de quienes desean sacar provecho de una coyuntura que promueve la vida y la paz.

No perder el norte es importante; tener claro y siempre presente que el impulso deberá estar motivado por el ideal de construir un mejor país para que las nuevas generaciones encuentren en él un espacio propicio para su desarrollo y el de su descendencia dejando atrás la historia de horror y violencia que nos ha acompañado. No es fácil, se requiere persistir y trabajar en ello aportando cada uno desde su posición para alcanzarlo.

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