¡Ring Ring! En esta esquina, con un portátil en sus piernas, con la premisa de que seremos como Venezuela y tiempo para escribir sin parar: el de derecha (aplausos y rechiflas). En esta otra, desde su Smartphone, con la premisa de que todo es culpa de Uribe y 45 minutos más en Transmilenio para seguir la pelea: el de izquierda (aplausos, rechiflas y canciones alegóricas al fascismo de Uribe). Las reglas son sencillas, escriban y compartan memes sin ningún fundamento histórico ni verificación de hechos, gana quien más hable sandeces del “enemigo” y quien logre su desprestigio.
¡Suena la campana!
¿Les parece familiar? Gran parte de mi interacción en redes en los últimos meses se ve así, esta columna busca facilitar algunos consejos para debatir en esas aguas contaminadas (o no hacerlo) sin tener que perder la cordura. Comencemos.
Primero: ¿Cuál es tú objetivo?, si lo que quieres es trolear y burlarte de la solemnidad con los que los otros pelean cuando a ti te vale cinco, adelante, ojalá al menos que sean chistosos tus comentarios y te burles de todos. Democratiza la mamadera de gallo y el que se empute pierde.
Si en cambio quieres entrar en un debate concienzudo ya sea porque quieres escuchar otros puntos de vista, profundizar en las propuestas de los candidatos, entender los argumentos de intención de voto de tus pares, pasa al siguiente punto.
Ok, quieres tener un debate e intercambio de ideas serio.
Segundo: identifica el lugar. Si ves que un post, o una conversación en la oficina se usa lenguaje soez en contra de algunos candidatos o si escuchas las palabras: Castro-Chavismo, paraco, guerrillero, títere, rata, enmermelado, mamerto, fascista, etc., lo más probable es que no sea el espacio para que conozcas otros puntos de vista que enriquezcan tu opinión; sí puede servir para mamarles gallo a todos, y para revalidar tus odios y pasiones. De lo contrario ¡Sal! ¡Huye antes que te absorba la idiotez! Que, créeme, te termina absorbiendo.
Si en cambio en un lugar se habla de las propuestas, se debate sobre políticas públicas, leyes y acciones que involucran a los candidatos y sus posiciones ante las mismas, se expresan opiniones referentes al rol que debería tener el Estado, la oficina del presidente, etc., ese puede ser el lugar para ti; fijo van a aparecer algunos con el cuento del Castro-Chavismo, pero si entre todos hacen un esfuerzo por ignorarlo, la conversación puede ser productiva.
Tercero: toca leer. Algo ocasional en estos espacios, es incongruencia de las opiniones expresadas por la falta de conocimiento. Por ejemplo: En estos días debatí con alguien que está de acuerdo que el Estado suba los impuestos duro a la tenencia de la tierra (propuesta de De La Calle y Petro) pero que le gusta la propuesta anti regulatoria de Duque, que aboga la disminución de los impuestos y procesos para la generación de valor para los empresarios, para que estos lo devuelvan a la economía por medio de la generación de empleos, etc. Estas dos propuestas son visiones diametralmente opuestas del rol del estado en la regulación del mercado, no pueden estar en orillas más distintas. Mi interlocutor del debate al que me refiero, entonces, o no entiende bien las implicaciones de ambas propuestas, o no tiene luces sobre su posición. ¡Ojo! Esto no lo hace ser de “centro”, gustarte ambos espectros no es centro, es indecisión o desinformación. Tampoco quiere decir que tengas que llegar a todos los debates con todas las respuestas (ya que nadie las tiene), pero no tratar de pasar de listo cuando no somos conocedores de un tema; es muchísimo más valioso declarar la ignorancia y tratar de absorber del debate y luego corroborar con tu propia investigación, para así formar una posición informada.
Cuarto y más importante: saber cuándo parar. Esta parte se nos dificulta sobre todo a los que nos gusta mucho debatir, argumentar y contra-argumentar. Si tu interlocutor(es) plantea distintas posiciones, evoluciona su punto de vista y te enseña cosas que no conocías, ponte cómodo, cómprale otra cerveza y quédate hablando paja hasta que no les dé más. Si, por el contrario, su posición es intransigente, o negligentemente incongruente, inténtalo un par de veces, si ves que nada cambia, dale una palmada en la espalda, una sonrisa y pide la cuenta, porque eso no va pa' ningún lado.
Espero que les sirva de algo este manual y que les ahorre tiempo identificando las aguas que no han de beber y si encuentran espacios de debates enriquecedores, valórenlos y explótenlos lo más que puedan, no inviten a los Fascistas-Títeres-Castro-Chavistas que se lo tiran en un momentico. A ellos, déjenlos participar en peleas como la descrita en el primer párrafo.
Amor y paz.