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Barranquilla, procera e inmortal


...Barranquilla sabe cantar…

Yo vengo de un lugar maravilloso, mágico, realmente único. Una tierra en la que todo es cantado, y es verdad, no es una exageración, los barranquilleros andamos por las calles silbando y cantando, las lecciones las aprendemos por canciones, y las que son aprendidas a las malas, en poco se convierten canciones y rápidamente argot popular. Por ejemplo los barranquilleros aprendimos sobre la muerte con el garabato, Diomedes nos enseñó que la vida no es estable todo el tiempo, la cumbia nos sirve como manual instructivo de conquista y el Joe nos recuerda que somos tierra antillana.

…Barranquilla, trenza de ardor,

danza la vida, alrededor…

En Barranquilla todo lo que se puede cantar se baila, y todos cantamos y todos bailamos: los buses, las playas, las palmeras, y la gente, todos bailan. Especialmente desde el 1 de enero hasta el miércoles de ceniza, cuando todos bailan sin parar, porque las calles se convierten en tarimas y pistas de bailes para poder satisfacer las impetuosas necesidades de canto y baile de los barranquilleros. Incluso a nuestros muertos los lloramos bailando, en especial al ilustre Jose al que enterramos en medio de bailes cada martes de carnaval.

…frente al mar tiene puesta tu hidalguía

casa abierta y amistad…

El maestro Juan Gossaín nos recuerda que los barranquilleros aprendimos desde hace mucho tiempo, que debajo de un capuchón de marimonda o de una camiseta del Junior, todos somos iguales. Eso nos hace seres llenos de hospitalidad, alegres y mamagallistas, siempre dichosos de recibir y atender a quien nos visite, distrayéndolo de sus pesares con un chiste y a veces hasta con un cariñoso insulto.

…Generosa renuevas cada día

cauce vivo de azul sinceridad…

Los barranquilleros somos transparentes (si mucho exagerados), no tenemos la necesidad de esconder nada porque nuestras fantasiosas vidas superan a la ficción, tanto así, que a nuestros escritores, poetas y compositores les ha bastado con retratar nuestra realidad y venderla como ficción a otras latitudes más ortodoxas que la nuestra, en donde la aclaman cual cuentos de Narnia. Decían que en los noventas Barranquilla no sufrió atentados (ya nos va a tocar hablar del tema), porque si un barranquillero ve a alguien sospechoso, agachado moviendo cables o dejando un maletín, inmediatamente su sincera curiosidad lo llevará a preguntar: “Ey loco ¿Esa vaina qué es?” o “Cuadro ¿Te ayudo con esos cables?”

…profesora de esfuerzo y dignidad,

hacen Patria tu gesto y tu perfil…

Les estoy tratando de vender una visión idealizada de mi casa, para serles honesto, no tenemos ni cantos ni bailes para podernos explicar las bombas que acabaron de poner en estaciones de policía, la verdad hoy no abunda el deseo de bailar y mamar gallo, hace rato que esa casa abierta de la que alardeamos se la estamos cerrando a nuestros hermanos de Venezuela, y nuestra sinceridad deja mucho que desear, ya que nos robamos y matamos entre nosotros mismos sin razones aparentes.

Sin embargo, no podemos dejar que nos usen como caballito de batalla de las solemnes y dogmáticas contiendas políticas del país. De ningún sector. Con esfuerzo y dignidad lloremos a nuestros muertos, y honrémoslos con el respeto que se merecen, no los aprovechemos para hacer un punto y condenemos a quien lo haga. No aceptemos falsas simpatías de quienes quieren aprovecharse de nuestro dolor, para su propio beneficio.

…Barranquilla, procera e inmortal…

Somos inmortales porque tenemos la infinita e insólita capacidad de ponerle al mal tiempo buena cara, y a nuestra manera, volveremos a nuestra cotidianidad, volveremos a bailar y cantar, siempre y cuando no nos dejemos arrastrar por la sevicia. En Barranquilla hacemos patria bailando, castigamos con la burla e inmortalizamos con el canto y seguiremos inmortales en la medida en que no nos dejemos cambiar.

Amor y paz.

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