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La política de improvisación


“La tierra provee lo suficiente para satisfacer

las necesidades de cada hombre,

pero no la avaricia de cada hombre”.

Mahatma Gandhi

No sé si se trata solamente de Colombia, pero la improvisación nuestra está en todo. Gobernadores y alcaldes improvisan, y todo marcha a través de este mecanismo sucio de mal ejercer el gobierno de los pueblos.

En nuestro país, a partir del primero de julio de este año, comenzaron a cobrar un impuesto adicional al uso de la bolsa plástica. Hecho que no estaría mal, siempre y cuando haya una entidad que maneje los recursos y tenga el plan de inversión de los recaudos para la protección del medio ambiente, idea con la cual aprobaron este robo ‘decente’ a los bolsillos de los colombianos.

Para aquellos desmemoriados, el impuesto que pagábamos hasta enero de este año era del 16 por ciento y el primero de febrero comenzó en firme el cobro del 19 por ciento, tres por ciento de cobro a todo. Si, a todo.

Ahora, el cobro de 20 pesos por el uso de bolsa plástica para ‘desincentivar” su uso es más que una medida amigable con el medio ambiente. Carlos Díaz, funcionario de la oficina de negocios verdes del Ministerio del Medio Ambiente, sostiene que la medida busca recaudar 145 mil millones de pesos para las arcas de la Nación tan solo en el primer año, no obstante el incremento hasta el año 2020 va de $10 pesos hasta llegar a un valor de $50 pesos por bolsa. Esto, en las cuentas del Gobierno, porque si bien el impuesto aprobado fue de 20 pesos por bolsa, éste solamente aplicará para pagos con tarjetas, pues recordemos que las moneditas de $20 ya no corren en nuestra economía.

Como quien dice, quienes pagan en efectivo, o llevan cinco bolsas por $100 pesos o están obligados a pagar $50 pesos por la unidad, sin contar que el cliente no recibirá ninguna retribución de los almacenes, tiendas de ropa y grandes superficies por la publicidad que dan vendiendo bolsas con sus marcas. La entidad encargada del recaudo es la Dian, que no sobresale en transparencia. Así lo dejo ver la detención de 14 funcionarios el mes pasado y que, al igual, fueron inhabilitados para ejercer cargos públicos durante 14 años. Si del cuidado del medio ambiente se tratara y no de recaudar fondos para las arcas de la Nación, la medida prohibiría a las grandes superficies y almacenes de cadena pelar frutas como la papaya, la mandarina y la naranja, entre otras, y empacarlas usando bandejas de icopor y vinipel, materiales altamente contaminantes que son usados de manera indiscriminada, quitando la apariencia natural de las frutas. Estos son pequeños ejemplos que podemos analizar y entender que las medidas del Estado no son lo que parecen y que la improvisación es la que triunfa en los escenarios de la política. Como hablamos de improvisación no podemos dejar por fuera al nuevo Código de Policía, a través del cual se le otorga más herramientas a los uniformados y que empezó a regir a partir del primero de agosto con los respectivos cobros de multas. Teniendo en cuenta que la policía es una de las instituciones que presenta índices de corrupción más alto, el nuevo Código les hará aumentar las cifras y a los infractores reducir drásticamente sus ingresos. El experto en seguridad Andrés Nieto, en entrevista para el diario ADN, sostiene que “el asunto es cómo llegamos a instaurar el código sin tener la infraestructura necesaria para poder responder”. ¡IMPROVISACIÓN! A esto se le suma un rosario de etcéteras que la política pública en aras del ‘bien’ institucional le mete la mano al bolsillo de los colombianos para satisfacer sus millonarios honorarios, como es el salario de los congresistas.

¡A mí que no me metan la mano a la boca y menos al bolsillo! Por mi parte, en lo posible, trataré de llevar el costal de lona –como se acostumbraba en tiempos de antaño– para ir al mercado, y caso contrario, que si me van a cobrar $50 pesos por una bolsa, que mejor me cobren los $100 pesos y me den cinco, ya que con la medida no se trata de aliviar al medio ambiente, sino de generar nuevos impuestos, que a la final no tienen un destino definido. Esas bolsas las podemos reusar en otras compras o simplemente para envasar la basura, pero que no le saqueen vilmente su bolsillo con la compra de la bolsa.

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