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¡Soy feminista!


“Feminismo es [la] noción radical de que las mujeres son seres humanos”.

Cheris Chramarae

Últimamente me ha tocado observar discusiones en redes sociales relacionadas con el feminismo, en las que se condena este movimiento social y político, que va mucho más allá de la distorsión sociocultural en la cual se le ha encasillado.

A quien expresa de manera abierta su orgullo por ser feminista se le llama ‘feminazi’, se le ataca, pretenden ridiculizarle y ni los argumentos más razonables le sirven como medio de defensa o convicción. Quien expresa su repudio por el machismo, es fanático; a la mujer que exige igualdad se le etiqueta como “una paranoica que cree que todo es acoso y discriminación”; y ni que decir de quien se opone a cualquier manifestación de violencia contra las mujeres.

Relacionar el feminismo con el nazismo es una contradicción histórica, pues durante el holocausto, los nazis pretendían erradicar a los judíos, pero las mujeres tanto judías como no judías, eran víctimas de una persecución incansable y cruel; como testimonio tenemos ‘El diario de Ana Frank’ y las miles de muertes registradas en los campos de concentración: Ravensbrück y Auschwitz.

El término ‘feminazi’ es un insulto al feminismo, ataca los movimientos sociales que luchan por la equidad, igualdad y respeto a los derechos humanos; confunde a las personas, generando críticas entre las mismas mujeres, quienes en un intento por no ser consideradas feministas se olvidan de la violencia histórica que han sufrido y terminan apoyando al machismo.

Dentro de tanta desinformación, al hablar de una persona feminista erróneamente se le etiqueta como una mujer, que odia a los hombres, con una apariencia física muy particular (gorda, fea, de cabello corto y colorido), de mal carácter, inconforme, etc., etc., pero realmente cualquier persona con un poco de conciencia puede ser feminista, sin importar su sexo, edad o apariencia.

Pues feminismo es la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres, la afirmación de que todas las personas nacemos con los mismos derechos, el deseo de luchar por un mundo libre de violencia. Un movimiento que pretende eliminar los estereotipos de género que surgen desde el nacimiento, con el color rosa y azul.

Ser feminista es liberarse de prejuicios, convertirnos en partidarios del respeto, la tolerancia, la inclusión y la dignidad humana. Equivale a rechazar cualquier manifestación de odio, comprometernos por construir un mundo más pacífico y habitable, donde no existan las brechas de desigualdad y toda persona tenga las mismas oportunidades, sean laborales, políticas, académicas, profesionales, culturales, económicas e incluso, emocionales.

Ser feminista es reconocer el valor de las mujeres, el derecho que tienen a transitar por la vida sin temor, vestidas como les guste, sin ser menospreciadas, ni asesinadas por no haber nacido varones.

Ser feminista es saber que como hombres tenemos la libertad de expresar nuestras emociones y sentimientos, el derecho a ser débiles en los momentos difíciles y a pedir ayuda cuando la necesitemos.

En lo personal, me siento orgulloso de expresar y practicar el feminismo, una palabra que debe ser pronunciada hasta hacer eco en la transformación positiva de la realidad en la que vivimos.

“Me llamo a mí mismo 'hombre feminista'. ¿No es así como se llama a alguien que lucha por los derechos de las [personas]?”: Dalai Lama.

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