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Algo pasa con Mocoa

Una vez ‘superado’ el episodio que causó la tragedia más grande para la población de la capital del Putumayo, es innegable que algo pasa:

* El Gobierno –en un acto evidente–, desconoce la cantidad de víctimas que dejó la tragedia, pues el número de fallecidos, desaparecidos y sobrevivientes, parece no estar de acuerdo con la realidad. (¿Será que no es conveniente cuantificar con cifras reales lo ocurrido?).

* Mocoa es una población con aproximadamente 100.000 habitantes. Si hay cerca de 300 personas muertas, otras casi 300 desaparecidas... Significa que ¿ya contaron las más de 99.000 como vivas y efectivamente reportadas? (Esto es una cifra casi que imposible de creer).

* Cuando las familias se unen para llevar regalos en época decembrina, en los barrios cercanos a la Cárcel y San Miguel, se alcanza a llevar 400 regalos para niños y se queda uno corto. Quedan niños sin recibir regalos. Ahora, estos regalitos eran sólo para chicos pequeños. A los adolescentes y adultos, no se los contaba, sin embargo, existían. (¿Será que para los efectos de conteo de víctimas, también empiezan a ser invisibilizados?).

* El país entero se ha movilizado para entregar donaciones de todo tipo. A Mocoa han llegado toneladas y toneladas de ayuda, mismas que no se han entregado por órdenes del Gobierno Departamental, el cual –se supone–, debe estar cubriendo cada una de las necesidades de los damnificados. No obstante, hasta para entregar a un pediatra voluntario un analgésico, se debe contar con el aval de la Gobernadora. (¿Será que ella tiene el tiempo, la disposición y la capacidad de autorizar cada tableta que cada uno de los heridos de los albergues necesita? O ¿será que lo que importa aquí es la necesidad de ella de tomarse una foto entregando la donación ajena?).

* Los damnificados quedaron sin nada, lo cual no los vuelve indignos. Si bien fue una tragedia de enormes magnitudes, también esta Administración ha contado con apoyo desmedido de poderes enormes del Congreso y en la misma Casa de Nariño. ¿No puede ella dejar su indolencia y apurar estrategias de apoyo que dignifiquen a las víctimas? (O ¿ese poder sólo merece ser utilizado cuando la víctima pareciera ser ella?).

* La alimentación que está pagando el Departamento merece ser objeto de revisión. Las minutas alimenticias en provisión no se compadecen de la cantidad de dinero que se está pagando por ellas. (¿Tampoco es pertinente hacer una auditoría juiciosa de este dinero, pretextando la emergencia?).

A mí me ha partido el alma ver a mi pueblo partido también. Partido y perdido... Mocoa es una víctima, víctima de esta horrible tragedia en la que participan la naturaleza, el Gobierno local, la posición omisiva de los llamados a responder y la conducta oportunista de los que aprovechan para hacerse a plata que no les corresponde. Solo que aquí la única que se supone que no piensa es la naturaleza.

Nuevamente escribo con dolor de Patria, esta vez, de mi Patria pequeñita. La ciudad donde me educaron y me enseñaron a trabajar por lo que uno quiere, a ser honesta y no abusar de lo que es de otros y, ante todo, a tener dolor del dolor ajeno... ¡A ser humana de verdad!

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