Desde que me acuerdo, me han vendido hasta el cansancio la idea que la iglesia y el deporte promueven valores. Chiquitico, mi profesor de educación física me decía que el fútbol forma en valores, porque los niños aprenden a ganar y perder, aprenden el valor del esfuerzo, trabajar en equipo, etc. Igual historia me vendía la hermana Leo, decía que la iglesia promueve valores como el amor al prójimo, la humildad, tolerancia, respeto, etc. Hoy, menos chiquitico, me encuentro ateo y sedentario ¿Será que me jodí?
Analicemos esta semana: el periodista Lucio Torres publicó las cuentas de la iglesia Ríos de Vida, dirigida por el pastor evangélico Miguel Arrázola. En dichas cuentas, revela que el pastor (no la iglesia) percibe ingresos por 200 millones de pesos mensuales, mientras que sus hijos y esposa reciben honorarios mensuales por 17 millones. Ni siquiera hablemos del ‘valor’ de la avaricia, pero cuando el pastor leyó la nota, amenazó públicamente al periodista, diciéndole que algunos de sus feligreses tenían la capacidad de matarlo y “dejarlo boca abajo en el Ciénaga de la Virgen (Cartagena)”. Esto lo dijo en pleno sermón ante miles de seguidores (si no me creen, búsquenlo en Google) y aquí viene la primera reflexión sobre valores, todos los presentes celebraron las amenazas del pastor con júbilo ¿Cuáles son los valores promovidos por los ahí presentes? Odio, venganza, irrespeto, etc. Bastante diferentes de los que nos vendía la hermana Leo.
Uno que otro amigo católico dirá con desdén: (porque los he escuchado) “Esos son esos pastores”. ¿Qué tal el video del ex procurador que anda circulando las redes sociales? Apoyándose en un libro escrito hace miles de años, sobre hechos ocurridos cientos de años después de que dicho libro se escribiese, que la familia está compuesta por hombre y mujer, y que cualquier otra composición, atenta contra los valores de la familia. ¡Hágame el favor! vuelven al ruedo los valores de la hermana Leo. La institución católica está en contra del matrimonio homosexual. No casan a dos hombres. Esto bajo la misma premisa del ex procurador, y es que lo ‘natural’ es que un hombre fecunde el óvulo de una mujer, cualquier otro uso de los genitales, atenta contra el plan de dios. Como por ejemplo, que un hombre le meta el pipí a otro hombre en el ano. Esto pone como valor primordial la fertilidad, y atentar contra los valores de la familia, es tener familias que no sean fértiles (ellos se enfocan en los homosexuales, pero su argumento aplica para todos, aunque no lo acepten: ejemplo, mujer, si dios no te dejó tener hijos, pues es por algo y no deberías tenerlos).
Desde mi ateísmo miro con horror los valores que se promueven, ya que los supuestos defensores de los valores, son los que promueven que, a quienes no piensan como ellos, se les restrinjan sus derechos (matrimonio) y se les estigmatice como equivocados, aberrantes, etc. Y yo, el ateo diabólico, abogo por que todos tengamos los mismos derechos. Por un lado vemos egoísmo, soberbia, intolerancia, y por el otro, unión, justicia, etc. ¿Cuáles son los valores? ‘El Búfalo’ Ovelar, delantero paraguayo que porta la camiseta número 9 del Junior de Barranquilla (el mejor equipo del universo), perdiendo 1-0, le dijo al árbitro “no, la mano fue mía” ante un penalti que el juez había pitado a favor del Junior. Gracias a esto, el juez revertió la decisión y no fue penal. No tengo ni idea de cómo terminó el partido, si el Junior ganó o perdió, pero el ejemplo de honestidad de Ovelar vale más que cualquier triunfo del Junior.
Lastimosamente, esto no es lo común en el fútbol. Desde las escuelas les enseñan a los niños que lo importante es ganar y con el disfraz del ‘vivo’ promueven antivalores como la trampa, la mentira, la deshonestidad, etc. Solo la semana pasada, el Barcelona remontó un marcador histórico para pasar a la siguiente fase del torneo de fútbol de clubes europeos. En el camino, sus jugadores fingieron faltas, tratando de engañar al juez para que su equipo fuese favorecido. Aplicó la misma lógica del pastor Arrázola.
Siempre, en todas partes hay gente deshonesta, no podemos usar el comportamiento de uno para condenar a una institución. El problema es que los hinchas avalan ese comportamiento, no les importa si fue con trampa o de manera deshonesta, lo que les importa es el resultado y peor aún, con burla y fanatismo justifican las acciones tramposas de a quienes siguen (antes que me caigan, lo mismo pasa con los hinchas del Atlético Zulia, Real Madrid y el Guangzhou Evergrande).
Esos antivalores que cuestionamos y que repudiamos en otros aspectos de nuestra vida, sí son celebrados en otros. Ahí es cuando se ve en realidad los valores que se tienen. Cuando se actúa basado en valores, estos no se distorsionan con base en el resultado, la integridad debería prevalecer.
Ahí les dejo ese trompo en la uña. Amor y paz.