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"¡No a la tortura, sí a la lectura!"


La pugna entre animalistas y aficionados a las corridas de toros está en su cúspide, pues el regreso de la fiesta brava a la plaza de toros la Santamaría en Bogotá hizo detonar las contradicciones el domingo 22 de enero ,durante el inicio de las mismas.

Ese día se presentaron enfrentamientos entre los asistentes y quienes protestaban en contra de las corridas al considerarlas exhibición de barbarie. Se presentaron desmanes que fueron controlados por el Esmad en los cuales uno de los animalistas sufrió graves heridas en su rostro a causa de un disparo de frente que le realizó uno de los integrantes del escuadrón anti disturbios, sin embargo la fiesta brava continúa y el 29 de enero se llevó a cabo la segunda corrida, esta vez la Alcaldía Mayor de Bogotá dispuso que 2.500 efectivos policiales prestaran seguridad. Cercaron la Plaza de toros en un perímetro de la calle 26 entre carrera 5 y 13 y por el costado norte, la calle 32 entre mismas carreras para evitar enfrentamientos.

En su cuenta de twitter, el alcalde Peñalosa había anunciado que impediría las manifestaciones cerca al lugar. Los grupos de animalistas y el ex alcalde Gustavo Petro se pronunciaron y manifestaron que cualquier prohibición sería inconstitucional. Posteriormente, la Alcaldía varío la decisión y procedió a reforzar el pie de fuerza que prestaría seguridad en los alrededores de la Plaza de Toros.

Recordemos que en 2012 se dió por terminado el contrato de arrendamiento de la Santamaría con la Corporación Taurina de Bogotá. Sin embargo, esta ejerció acciones legales ante la Corte Constitucional. Éste ente jurisdiccional, mediante sentencia T-296 de 2013, determinó que aunque la Plaza de Toros era propiedad del Distrito, la plaza había sido creada con la finalidad de ofrecer espectáculos taurinos, hecho que había generado una tradición. Urgió a la Administración Distrital a respetar tales derechos.

En dicha providencia -inciso 5.2.1.-, la Corte reconoce la necesidad de otorgar un plazo prudencial para restarurar las instalaciones de la plaza: “Consistiendo la reapertura de la Plaza de Toros de Santa María en su puesta a disposición del público para el restablecimiento de espectáculos taurinos, la Sala reconoce la necesidad de que se realice previamente la rehabilitación del escenario en los términos antes expuestos, con miras a garantizar su ejecución y cumplimiento en condiciones de seguridad, salubridad y tranquilidad”.

En desarrollo de la jornada de protesta del 29 de enero, el ex alcalde Petro Urrego, en diálogo con CIUDAD PAZ, invitó a manifestarse pacíficamente en pro de la vida.

“Invito a la juventud -en primer lugar- y, en general, a todas la regiones del país para que la población se organice y empiece a crear una actividad social con pancartas, movilizaciones pacíficas y acciones judiciales en contra de toda actividad de maltrato animal que observen en su ciudad y en su territorio. Algunas personas dicen que hay niños muriendo de hambre, que han elevado el IVA, hay gente que está cayendo en el desempleo, hay gente que está en condiciones de pobreza extrema. ¿Por qué no peleamos en contra de eso?”.

El ex alcalde agregó: “Yo les digo lo siguiente: la actitud precisamente para superar la realización social, para construir una justicia social, para construir una sociedad con plenitud de derechos humanos, depende de nuestros equilibrios con la naturaleza, con la vida, con todas las demás formas de vida diferentes al ser humano. No son separables, la lucha por la justicia social con la lucha por la justicia ambiental y en esa medida el que se tiende a defender una vida animal, también se levanta a defender un ser humano”.

Afirmó: “Si se deja de ir a toros, si no se aceptan abonos regalados, el negocio fracasará. La Plaza volverá a ser para la vida y para la cultura”.

La protesta congregó a miles de personas que se que aglomeraron en la carrera 7 con calle 26. Se manifestaron de forma pacífica y pidieron que se revise la sentencia de la Corte, porque según ellos “no puede considerarse un acto cultural a costa del sufrimiento de los animales”.

El senador Armando Benedetti afirma que la protesta “contra las corridas de toros se convirtió en un hecho sin ningún antecedente. Esperamos que la Corte Constitucional emita un fallo donde gantice que el bienestar de los animales esté por encima del supuesto arte de tauromaquia”.

Reiteró que la jornada en la plaza de La Santamaría era una barbarie. “Insistimos en que la tortura no es arte ni cultura. Celebramos que Gobierno anuncie proyecto para acabar corridas de toros. Ya era hora de pasar de las palabras a los hechos”.

Por su parte la defensora de derechos humanos Gloria Flórez Schneider destacó que que protesta era “el grito contra la muerte que honra la vida” y cuestionó la masiva presencia de efectivos de la Policía. “Es un dispositvo policial arbitrario y sin precedentes contra la expresión ciudadana que defiende la vida. Hay más agentes de la Policía que durante la posesión presidencial”.

El líder social Jorge E. Rojas enfatizó la contradicción que se presentaba el domingo: “Vea usted: cerraron el Museo Nacional (cultura), el Planetario Distrital (ciencia) y la ciclovía (deporte) para hacer una corrida de toros en Bogotá”.

Por su parte, el concejal Hollman Morris manifestó que “la gente en las calles rechaza la barbarie y ¡respalda la vida!

De igual forma, los animalistas se presentaron el 25 de enero ante la Corte pronunciando arengas en contra del maltrato a los animales.

Y radicaron ante el alto tribunal una petición suscrita por más de 30.000 personas, con el fin de solicitar la abolición de las corridas de toros en todo el país.

Los argumentos con los que la Corte decidirá sobre el toreo en Colombia y sobre si se deben sancionar con cárcel estas actividades o por lo contrario seguirá la fiesta brava, son dos demandas contra la Ley 1774 de 2016 (Ley contra el maltrato, crueldad y violencia en contra de los animales). La norma castiga de uno a tres años de prisión para quienes hagan daño a los animales, pero no menciona las corridas de toros y demás eventos que tienen que ver con estos los mismos. Igualmente, dejó por fuera las peleas de gallos, eventos considerados de tradición cultural.

Así las cosas se espera la decisión de la Corte, ya sea que apruebe la continuidad de las co-rridas de toros o su abolición; como también puede pasar que la corte redima el caso al congreso para que sean los legisladores quienes tengan la última palabra en cuanto a lo que es llamado evento ‘cultural’.

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