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2018 Punto de quiebre


Con el consabido saludo de FELIZ AÑO dirigido a todos los lectores de @CiudadPaz_co damos inicio a este nuevo ciclo en el cual esperamos poder contribuir al debate de las ideas el cual es el mejor medio para crear conciencia en las personas.

Que mejor que empezar analizando que nos depara el año 2018 en tres temas que considero de vital importancia e interés para todos los colombianos, a saber: el tema económico, orden público y político.

Para nadie es un secreto que en el año en el que en el país hay elecciones parlamentarias y presidenciales la economía tiende a resentirse y en muchos casos a ralentizarse hasta el punto de un estancamiento total de la misma.

Pues 2018 no será diferente y veremos cómo la economía a causa de las elecciones que se avecinan caerá en un estado de estancamiento hasta bien entrado el segundo semestre de 2018.

Y es que desde finales de 2017 ya se venían presentando signos de desaceleración en la economía, y no se requiere ser un experto en el campo económico para darse cuenta de tal situación.

Un ejemplo de lo acá dicho, y de lo más mundano, es el ambiente que en materia del comercio se vivió en la navidad de 2017, en muchas ciudades de nuestro país los comerciantes se quejaron ya que las ventas no estuvieron ni remotamente cercanas a las expectativas que se habían creado.

Centros y Pasajes Comerciales vacíos, almacenes abiertos al público con sus vendedores agolpados en la puerta invitando a entrar a los transeúntes y en muchos casos ofertas y descuentos que no son lo acostumbrado en época navideña fue la demostración de que las ventas no estuvieron como se esperaban.

Por su parte, los potenciales compradores prefirieron ser muy mesurados al momento de invertir sus primas y sueldos de navidad y muchos de ellos recurrieron a sitios como, en Bogotá, San Victorino donde podían adquirir un mayor número de mercancías por menores valores y de esta forma estirar al máximo el dinero.

Pues bien, esta fue la nota predominante en gran parte del país, situación que se repitió al inicio del año y que nos permite afirmar lo aquí dicho.

En 2018, como ya dijimos, la situación tendera a agravarse aún más por diferentes razones, pero tal vez una de las más importantes como ya dijimos, son las elecciones que se avecinan y una demostración de lo que acá se está diciendo es la injerencia que el certamen electoral tiene sobre la contratación y nombramiento de personal en el sector público.

Por ley de garantías y de transparencia electoral se le tiene prohibido a las entidades del sector público de todo orden (nacional, departamental y municipal) adelantar nombramientos y contratación de prestación de servicios desde cierta fecha hasta pasada la segunda vuelta presidencial, para el presente año dicha veda se inició el pasado 27 de enero e irá hasta bien entrado el mes de junio.

Es decir, las entidades públicas solo tuvieron 26 días en el mes de enero para adelantar la contratación y nombramiento del personal que requerían, y en muchos casos este tiempo les fue insuficiente quedándose muchas personas que habitualmente son contratadas sin esa posibilidad, por lo menos durante el primer semestre de este año.

Y, amigo lector, tal vez Usted pensará que exagero cuando hago esta manifestación y que existen otros empleadores diferentes al Estado que no tiene esta restricción y déjeme decirle que está, parcialmente en lo cierto, pero esto sólo se aplica a grandes ciudades de nuestro país.

No es un secreto para nadie, que en muchas ciudades intermedias y pequeñas la única fuente de empleo que existe es el sector público -Alcaldías y Gobernaciones-, ya que no cuentan con fábricas, industrias o comercios que brinden oferta laboral en la región.

Esa imposibilidad de contratar o nombrar en el sector público a dichas personas, crea una situación económica difícil y contribuye al estancamiento de que hemos hablado.

A lo anterior agreguemos, que en épocas de elecciones los inversionistas se vuelven aún más cautelosos frente a sus inversiones, prefiriendo en muchos casos congelar las mismas hasta que el panorama político se despeje y arroje claridad sobre el futuro a mediano y largo plazo.

Y es que, si bien nos ufanamos de nuestra tradición democrática, no podemos desconocer que los electores en muchas ocasiones eligen personas que terminan creando pánico en los inversionistas y a los mercados de valores, situación que se busca prevenir desde antes de la elección con la simple fórmula de no invertir hasta que no se hayan despejado el panorama político.

En cuanto a orden público, este primer mes de enero fue el reflejo de lo que podemos esperar a lo largo del año y donde también el tema de las elecciones incide altamente en el recrudecimiento de la violencia.

La terminación del cese al fuego a principios de enero con el ELN desencadenó una serie de acciones perpetradas por esta guerrilla que ya ha cobrado un alto número de muertos y que en la actualidad tiene en jaque la continuidad del proceso de paz con dicho grupo armado.

La mayoría de los candidatos a la Presidencia han coincidido en solicitarle al Gobierno Nacional que de por terminado dichos diálogos y pase a la confrontación armada como medio para vencer a dicho grupo armado, dichas manifestaciones las realizan partiendo del supuesto de que esto es lo que la mayoría del pueblo colombiano quiere que suceda en este momento.

En tal sentido el primer semestre de 2018, por lo menos, estaría signado por un incremento en acciones violentas que crearán zozobra y miedo en la población.

Y no nos digamos mentiras, algunos grupos políticos quieren que esto ocurra ya que por ese medio pueden lograr un mayor número de adeptos a su causa representados en votos efectivos, la política del miedo que practican muchos de ellos se ve recompensada y alimentada cada vez que una acción de estas se perpetra.

Por lo anterior, se debe estar muy atento al verdadero origen de muchas de estas acciones criminales ya que muchas de ellas vendrán de grupos de presión que por esta vía consiguen movilizar al electorado a su acomodo y necesidades, no podemos ser tan inocentes de creer que todas estas acciones no tienen un alto componente político que busca influir en la forma de votar del electorado.

Otro tema que presionará la situación de orden público en el país, será el incremento de la inseguridad en las grandes ciudades del país, como Bogotá, por ejemplo.

En este primer mes del año, se ha incrementado exponencialmente, por lo menos en la capital del país los hurtos a mano armada que ha dejado como resultado varias personas muertas o heridas de consideración.

Y es que se ha detectado que están operando en las grandes ciudades verdaderas bandas dedicadas a los más diversos delitos, pero en especial el hurto, que en su accionar no tienen ningún problema con el hecho de tener que matar a sus víctimas.

Estas bandas se están conformando hasta con ciudadanos del vecino país de Venezuela que han ingresado a Colombia y que buscan la forma fácil de obtener dinero a través del delito; sin dejar de un lado que ya se está evidenciando que los carteles de drogas de México están haciendo presencia activa en algunas partes del país con el fin de manejar, directamente y desde un inicio, el negocio del narcotráfico.

Son grandes los retos que en materia de orden público se nos presentan para este año y lamentablemente no vemos a un Gobierno Nacional o Distrital preparados para asumir y combatir eficazmente dichas situaciones. Se está más en la fórmula de ser reactivos que proactivos frente a estos hechos. A los ciudadanos poco nos consuela que los delincuentes sean capturados después de haber cometido su delito, lo que esperamos es que la presencia del Estado desestimule a dichos delincuentes en cometer sus fechorías o que les sea imposible llevarlas a cabo.

Por último, tenemos el tema político, el cual termina siendo el componente que faltaba para crear la tormenta perfecta en 2018.

Lamentablemente, como se vienen presentando las primeras intervenciones de los candidatos y de lo que se puede captar del elector, estas elecciones estarán muy marcadas por la polarización en términos de izquierda o de derecha.

Algunos candidatos, entre ellos el ex procurador Alejandro Ordóñez, han sido claros en dar a entender que esta campaña debe girar alrededor de quién es de derecha y quién de izquierda y que, según la facción que gane, así deberá ser el actuar en el ejercicio del poder.

Lamentable, al tener que recurrir a dichas estrategias, estamos ante el peligro de volver a sumir al país en un baño de sangre como en las décadas de los años 50 al 60 del siglo pasado, donde nos matábamos por ser unos liberales y otros conservadores.

Limitar el debate político a simplismo de querer verlo todo desde la óptica de izquierda o derecha es desconocer que el país ha evolucionado, que son otras las necesidades de los ciudadanos, que es muy pobre la respuesta de nuestros políticos queriendo solo limitar el debate a esta clase de posturas.

Querer que el tema de la campaña sea si los acuerdos de paz con las Farc son o no convenientes, si se deben volver o no trizas, es desconocer las verdaderas necesidades del país que requieren una respuesta urgente desde lo político y es querer volver a signar el ejercicio de la política con la violencia partidista que tanto daño nos ha causado.

Así pues, 2018 no será un año fácil por lo que acá hemos comentado y por otros temas que también influirán en el transcurso del año, pero aun así debemos tratar de encararlo con el positivismo que nos lleva, según encuestas internacionales, a ser el país más feliz del mundo.

En diciembre hablamos.

@DAGRAMAR2010

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