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Tarde lo conocí


Hoy en las pantallas de nuestra televisión, vemos una nueva novela en el formato de biopic -biografía novelada- esta vez sobre una cantante de música vallenata que falleció por allá en 1995: Patricia Teherán, de quien recordamos sus grandes éxitos “Tarde lo conocí” y… “Tarde lo conocí”, por ello la novela sorpresivamente se llama “Tarde lo conocí”.

Ante tanta reiteración, me pregunté ¿por qué podría “pegar” una novela de estas características? Y entendí muy rápidamente, que este “magno” tema musical de las “Musas del Vallenato” (que vale la pena aclarar nada tiene que ver con las cantadas de Musa Besaile en la Corte Suprema) son descripción clara de la vida política del país. La política nacional parece la estrofa de un vallenato.

Podemos ver en esta “obra cumbre” del cantar vallenato, versos como este:

“Yo no pensé que usted, me fuera a despertar

esta grande ilusión que tengo yo, que tengo yo

yo no me imaginé que en usted iba a encontrar

ese tipo de hombre que quería yo, que quería yo”.

Retratan esa pasión desenfrenada de esos correligionarios políticos que tragan enterito y dan la vida por su “pastor e hipnotista” sin chistar nada, repletos de ilusión y de esperanza, como pasa en las toldas de ese tal 'Germán Alejandro Uribe Vargas' o 'Álvaro Ordoñez Lleras', para poner solo un par de desprevenidos ejemplos.

Refiere a la perfección las costumbres de los senadores (podría esta palabrita escribirse con c) y representantes haciendo piruetas por debajo de cuerda para alinearse con el candidato presidencial que les pueda garantizar que la consabida “mermeladita” que esperan sea dulcemente repartida, el candidato que al ser Presidente pueda garantizar “cariñitos”:

“Tengo que ser muy discreta

Si no quiero que se enteren toditos

Y eso me daría tristeza

Si nunca llego a tener su cariño”

También muestra el dilema de los seguidores de la izquierda de Petro, Clarita López y el Combo Fajardo-Claudista-Robledista, que piensan en ponerle los “cachos” a sus respectivos líderes y lugartenientes si despega la opción de Humberto de la Calle, mientras en su corazón lo contrastan con el deseo de unidad zurda, que obviamente cada caudillo quiere alrededor “suyo”.

“Se que tiene compromiso

yo se que usted tiene quien lo quiera

pero bien vale la pena

arriesgarme por tener su cariño”

Y así podríamos seguir describiendo este mundillo político, recordando que ante la evidencia de fiscales corruptos, magistrados comisionistas, senadores millonarios, exministros de grandes y seguros ingresos, directores chuzadores y asesinos, gobernadores contrabandistas y delincuentes, millonarias felinas chanceras y tantas otras excelsas relaciones, los políticos vigentes hacen cara de sorpresa y dicen:

-¡Ala! (o ¡Eche! Según el caso) Mira que nunca me imaginé que esa persona fuera así de oscura, de sucia, nunca pasó por mi mente la posibilidad de tal despropósito… uno no termina de conocer a la gente… la verdad “tarde lo conocí”.

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