* El 8M recordamos la muerte de 123 mujeres y 23 hombres en una fábrica textilera en Estados Unidos.
El ocho de marzo conmemoramos el Día Internacional de la mujer -TRABAJADORA-. Este subrayado para mí es importante porque simboliza lo que realmente representa este día.
El 8M recordamos la muerte de 123 mujeres y 23 hombres, la mayoría inmigrantes, de entre 14 y 23 años en una fábrica textilera en los Estados Unidos, en el marco de la lucha de los derechos laborales de la mujer.
El 8 de marzo de 1857 miles de trabajadoras textiles salen a las calles de Nueva York a protestar por las precarias condiciones laborales, reivindicar un horario laboral digno y la eliminación del trabajo infantil. Esta fue, realmente una de las primeras manifestaciones para luchar por nuestros derechos.
Esta historia nos la cuentan cada año en marzo. Muchas personas ni la conocen, nos regalan flores, chocolates, dicen que somos la creación de los dioses, las procreadoras, la ternura, el pilar de la familia… Este día es todo lo contrario, conmemoramos a las mujeres fuertes, berracas, las que lucharon y perdieron su vida por nuestros derechos laborales, civiles y políticos, sexuales y reproductivos.
Vivimos en un mundo creado por hombres y para los hombres. En la cotidianidad es agotador, es difícil salir adelante en espacios donde no te toman en serio; donde vales menos; donde ganas por el mismo trabajo un salario menor -las mujeres ganamos el 30 por ciento por debajo del salario de los hombres a nivel mundial-; donde te estereotipan por tu apariencia; donde lo sexual prima, si eres una mujer con el estereotipo social promedio aceptado; donde te juzgan si asumes tu cuerpo, tu sexualidad; donde la fortaleza intimida, la libertad asusta y la independencia es criminalizada.
Una sociedad que castiga a las mujeres por ser mamás solteras y no a los hombres ausentes. Una sociedad que no permite un debate claro sobre la legalidad del aborto, cuando miles de mujeres mueren en abortos clandestinos. Una sociedad que culpa a la mujer de un embarazo, cuando las relaciones procreativas son de dos, un hombre y una mujer.
Hoy es un día de lucha, de gritar alto, de salir orgullosas, es un día para agradecer a quienes desde cada escenario aún luchan por alcanzar la igualdad social, laboral y en procura de la eliminación de violencias en contra de la mujer.
Una sociedad que ve aceptable una violación y violencia si es en el 'marco de un hogar'. Una sociedad que legaliza la ‘esclavitud’ porque las mujeres no tienen un contrato laboral. Una sociedad que normaliza la violencia de género, incluyendo a mujeres que no nacieron cisgenero, normalizan la trata de personas porque está muy lejos de pasar en mi núcleo cercano. Esto es inadmisible para lo que debemos dejar a las nuevas generaciones.
Un dato curioso, las mujeres tenemos el 70 por ciento mayor de probabilidad de morir en un accidente de auto, porque las pruebas de seguridad se hacen con hombres.
Hoy es un día de lucha, de gritar alto, de salir orgullosas, es un día para agradecer a quienes desde cada escenario aún luchan por alcanzar la igualdad social, laboral y en procura de la eliminación de violencias en contra de la mujer. A nuestras hijas que serán el futuro, para que se empoderen y aprendan a ser sororas, que abran sus alas y vuelen con sueños de respeto, igualdad y libres de violencias de género.
Es un día para agradecer a tantas mujeres, que lucharon porque existiera una separación entre la sexualidad y la reproducción, la liberación femenina, la maternidad libre y consciente, la planificación familiar, la libertad sexual. A las sindicalistas que han luchado incansablemente por la igualdad salarial, la equidad y paridad de los derechos laborales con enfoque diferencial. A las políticas que nos abren espacios en ese camino patriarcal. A todas las mujeres sororas, a las madres, a las amigas, a las compañeras…Gracias por la lucha.