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Barranquilla y la droga...


Por Alvaro Carbonell Núñez

Especial para Ciudad Paz

Por fin se inauguró el Puente… desde el 6 de abril de 1974 los Guajiros que no se atrevían a atravesar el río en el ferri, por fin lo hicieron gracias a la monumental obra…

Así lograron demostrar que existían, que más allá no era sólo desierto y había un pueblo cansado del olvido. No les importó utilizar la violencia como medio para demostrarlo, contaban con dinero a raudales provenientes de la bonanza marimbera, como era llamada la época en que los norteamericanos remuneraban con miles de dólares a los campesinos que sembraban marihuana, provistos de lujosos automóviles y sofisticadas armas se tomaron a Barranquilla y gastaron a manos llenas. Compraron viviendas, pagaron por ellas, dos veces y algunas veces hasta tres veces su valor. Las primeras manifestaciones de su existencia fueron los enfrentamientos entre clanes, convirtiendo las principales calles de la ciudad en un oeste.

Personajes tristemente célebres.

1. EL COBRADOR

En febrero de 1976, proveniente de esa región, arribó a Barranquilla un visitante. Su presencia era de un clérigo, de baja estatura, poco peso y prominente calvicie, pero en realidad un demonio lo habitaba. Era un 'Cobrador'. Se dio a conocer por su crueldad. A lo largo y ancho de la capital del Caribe se dedicó a sembrar terror, en las calles atemorizaba a quienes se atrevieran a importunarlo, como en el caso de una dama de la sociedad barranquillera, quien con la bocina de su automóvil lo incitaba a continuar su viaje, ya que el semáforo había cambiado a verde, este se bajó de su auto y con su arma de cacha bañada en oro amenazó a la mujer, haciendo que esta repitiera diez veces: “A un Guajiro no se le pita”.

En otra ocasión demostró crueldad ante decenas de testigos. Luego de subir a un bus que cubría la ruta Centro-Norte de la ciudad, le disparó a un estudiante que le había gritado HP por casi atropellarlo. El 'Cobrador' se apeó de su vehículo, persiguió al estudiante hasta las sillas del transporte público y sin mediar palabras lo aniquiló de tres balazos, ante la mirada de testigos mudos de terror.

Mataba por ver caer… Era un pistolero diestro en el manejo de su arma. En muchas ocasiones lo demostró. Cierta vez, en una gallera al sur de la ciudad, tuvo tiempo de propinar dos cachetadas a un enemigo y antes que este desenfundara su revólver, él lo hizo propinándole certeros balazos que instantes después le provocaron la muerte.

Se hizo también temer de sus coterráneos, ya que constantemente les cobraba impuestos por sus 'negocios'. El motivo principal de cada visita era cobrar deudas y lo hacía aniquilando al deudor. Un día, alguien que conservaba una gran amistad con un nieto del capo mayor de la ciudad, trató de vengar la muerte de su amigo. Disfrazado de policía, con un grupo de asesinos, intentó darle muerte, pero no pudieron ante la destreza del 'Cobrador'. Cayeron bajo sus balas. Esto no fue del agrado del Capo mayor, pues la víctima era su nieto más querido. En otra oportunidad trató de vengar tal muerte, cuando el 'Cobrador' se había internado en una clínica de la ciudad. Ese día, un grupo a órdenes del capo mayor trató de eliminarlo, pero sus guardaespaldas lograron repeler el ataque, mientras él se escondía en un baño, tomando de escudo humano a una monja.

Al fin, logró su venganza por medio de un meticuloso plan, en que alquilando una casa al frente de la vivienda de la novia del Cobrador, esperaron días la oportunidad de llevar a cabo su propósito. Estudiaron durante un mes sus horarios de visitas y sus movimientos. Al llegar donde su amada el 'Cobrador' siempre bajaba con su arma en la mano y era temido por su rapidez y certeza en sus disparos. Llegó el día, a mediados de octubre de 1977, a eso de las 7:00 pm, en una noche de luna llena, el 'Cobrador' se bajó de su vehículo con el arma en la mano, sin percatarse que desde la casa vecina le apuntaban. Le dispararon un tiro de punto treinta en la espalda y un jeep renegade que esperaba en el solar de la esquina llegó al lugar. Sus siete ocupantes lo remataron descargando sus pistolas nueve milímetros y luego le pasaron al cuerpo ya sin vida las ruedas del vehículo, no sin antes adueñarse del lujoso revólver de cachas enchapadas en oro y la voluminosa cadena con crucifijo que portaba el 'Cobrador'. El botín le fue entregado al Capo Mayor, quien lo enmarcó para conmemorar el haber vengado, la muerte de su nieto amado.

2. EL MECÁNICO

La 'bonanza marimbera' subsistió durante dos años más. Llegó el boom del narcotráfico. El tráfico de cocaína facilitaba su transportación, ya que era menos volumen de carga y mayores las ganancias. A este negocio entraron algunos de los capos radicados en Barranquilla, quedando otros clanes en la ruina. Sus casas en obras negras o abandonadas, los lujosos autos y camionetas parqueados en los garajes, ya que no tenían para el combustible. Uno de los clanes de ese entonces decidió secuestrar a un prominente mecánico, que por su trabajo profesional a disposición de los guajiros había amasado una pequeña fortuna.

En marzo de 1982 fue secuestrado en compañía de su hijo y recluido en una de las casas de los integrantes del clan. Durante una semana fueron torturados, quemados con cigarrillos, hasta que lograron el dinero del mecánico, convirtiendo a éste en un asesino igual a ellos. Pasado el tiempo, irrumpió en la vivienda en la que había estado secuestrado y asesinó a sus ocupantes y sistemáticamente, durante los años siguientes aniquiló a todo el Clan.

3. EL PLAYBOY

Comenzó su camino en el crimen en 1974, cuando se involucró en el auto-secuestro de un amigo. Pero las cosas se salieron de las manos y el auto-secuestrado se convirtió en secuestrado. Transcurridos los años, se dedicó a la rumba, siempre acompañado de hermosas y elegantes mujeres. Su anillo de seguridad lo conformaban hijos de los capos guajiros, quienes le acompañaban a casi todas partes y él les suministraba droga, rumba y licor.

En sus comienzos se asoció con los capos de la 'bonanza marimbera' y, después de la decadencia, con los narcos del cartel del norte, conformado por algunos que lograron superar la caída de la 'bonanza marimbera' y por jóvenes de estratos altos de Barranquilla dedicados al tráfico de cocaína.

En marzo de 1983 conformaron un pool, integrado por distintos carteles del interior y del norte -del cual formaba parte-. Para entonces, la salida de la droga se complicó debido a los rigurosos controles. Él decidió retirar la parte de la mercancía que le correspondía. Al ver la facilidad de acceso a ésta, decidió tomar todo el paquete, sin importarle la reacción de sus socios en el pool. Ese año fue víctima de un atentado en el Rodadero, del cual salió ileso.

En junio de 1985 toma venganza y mata en Bogotá a su agresor. En noviembre del mismo año, recibe la visita de un actor de la televisión, quien le transmitió un mensaje de los integrantes del pool. Él le comenta que en ningún momento quería problemas, lo incitó a que se divirtiera, que al día siguiente se encontrarían y charlarían sobre la devolución de la mercancía, pero sus planes eran otros. Siguió al actor, esperó que saliera de la discoteca donde departía y lo asesinó en la puerta del local.

Un día de septiembre de 1986, las autoridades encontraron a unos interioranos armados con bazucas, dispuestos a efectuar un atentado en su contra. Su suerte se acaba en junio de 1987, cuando fue traicionado por sus socios, quienes en una emboscada -con la participación de los del pool-, lo asesinaron cuando regresaba del aeropuerto procedente de la Capital. Entre sus verdugos estaba un compadre, quien fue el encargado de darle el tiro de gracia.

Aún se escuchan en Barranquilla comentarios sagaces en las esquinas, sobre historias de esa época caótica. Roberto García, veterano de esos tiempos, deja escapar lágrimas al referirse a las muchas familias que perdieron seres queridos, incluyéndose, ya que un sobrino perdió la vida atendiendo un asadero de pollos en el Rodadero (Santa Marta) en manos de unos pistoleros de los clanes, quienes llegaron al local a la hora del cierre y molestos porque solo habían dos pollos asados y no les vendían tres más que necesitaban, decidieron propinarle tres tiros por los pollos faltantes.

Se debe reconocer que antes de la construcción del puente, Laureano Gómez o Pumarejo como es conocido popularmente, habían radicadas en Barranquilla prominentes familias de la Guajira, que profesionalmente y comercialmente contribuyeron con el desarrollo de la ciudad.

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