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La biblioteca de la ‘Rafael Núñez’ en la del Congreso de EU


“La Biblioteca es la Medicina del Alma”.

Osymandía, rey de Egipto

Año 4500

Una de las grandes sorpresas que me encontré hace días, cuando rastreaba y curucuteaba portales con el ratón en mi pc, buscando algunos datos sobre el Pensador del Cabrero, a quien desde hace muchas lunas vengo estudiando como poeta y como estadista, fue que de pronto me aparecieron como por arte de magia una cantidad de textos en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, relacionados con la Biblioteca ‘Miguel Henríquez Castañeda’ de la Corporación Universitaria Rafael Núñez de Cartagena, visibilizada con su servidor Z39.50.

Cada Biblioteca tiene su historia, unas fascinantes y otras trágicas y dolorosas. La del Congreso norteamericano fue establecida por la firma del presidente John Adams de un Acta del Congreso de los Estados Unidos el 24 de abril de 1800 cuando se trasladó la sede del Gobierno desde Filadelfia a Washington. Posee la mayor colección de materiales escritos en idioma ruso fuera de Rusia. Así como tiene el libro más pequeño el ‘Old King Kole’ de 1,25 x 1,25 cm., cuyas páginas solo pueden hojearse con la punta de una aguja y también tiene el más grande del mundo que mide 1.52 x 2.13 metros, con imágenes que corresponden a Bután.

La biblioteca tiene sus orígenes en Egipto. Según Diodoro de Sicilia, fue Osymandía, alias que usó Ramsés el Grande, faraón de la décimo novena dinastía del antiguo Egipto, quien formó la primera Biblioteca en su palacio, en cuya entrada puso la frase: ‘Medicina del Alma’. Fue contemporáneo de Príamo, Rey de Troya, es decir, hace unos 4500 años. Además de miles de tablillas, papiros, pergaminos, también había una rica colección de estatuas y pinturas.

Debido a que cada cierto tiempo asisto a la Biblioteca de la Corporación Universitaria ‘Rafael Núñez’, pues en sus instalaciones de la Calle Primera de Badillo de la Ciudad Heroica se llevan a cabo ciclos de conferencias, recitales, presentación de obras de investigación y creación, eventos organizados por el Parlamento Internacional de Escritores, el hecho de encontrarla inmersa en la del Senado de Estados Unidos, me llenó de alegría y de emoción. Y aunque hay más de un centenar de bibliotecas del mundo enlazadas con la Biblioteca del Congreso, el ratón que husmeó por más de una hora, no encontró otra del Caribe colombiano.

Cabe anotar que en la antigüedad existieron Bibliotecas en Egipto, Grecia, Sicilia y en otras regiones del mundo que dejaron huella y son tratadas en textos de escritores notables. Biblioteca de Herculano, con colecciones en tablillas, papiros y pergaminos de pensadores de hace más de 4500 años.

La de Alejandría, fundada por Ptolomeo Soter, en Egipto, hace más de 2750 años, le compró a Neleo, parte de las obras de Aristóteles. En dicha Biblioteca, que es la más célebre de cuantas se tienen noticias en el pasado glorioso, estaban en tablillas los tratados de Aritmética de Euclides, Diofanto y Nicómaco. Fue incendiada por Julio César. Aunque fue restablecida, cinco siglos después, el Califa Omar se apoderó de la ciudad y dio orden de quemarla nuevamente. Fue en la Biblioteca de Alejandría cuando se comenzó a identificar con números los rollos de papiro, madera o pergamino, y se colocaban en armarios según la materia que contenían.

Aunque se le atribuye al tirano Pisístratos la fundación de la Primera Biblioteca Pública de Atenas, es importante anotar que ya estas existían en Tebas, Rodas y Corinto.

Cada Biblioteca tiene su historia. La del Colegio Nacional Pinillos de Mompox, donde estudié, institución que fue fundada el 24 de noviembre de 1804 por Real Cédula de Carlos IV con el Nombre de Colegio Universidad de San Pedro Apóstol, a petición de Don Pedro Martínez de Pinillos, siendo la primera Universidad del Caribe Colombiano, cuyas actividades se iniciaron el 28 de agosto de 1809, con programas de Medicina, Jurisprudencia, Latín, Griego, Gramática y Ciencias Naturales. Para la época en que yo estudié allí, se conservaban obras de los grandes clásicos griegos y franceses. Pero lo más llamativo quizás eran algunos incunables de la imprenta de Gutenberg.

Considero que es muy importante para el Caribe colombiano, y en especial para Cartagena, que la Biblioteca de la CURN este bajo ‘el amparo’ de la Biblioteca del Congreso norteamericano, puesto que visibiliza todo el acervo de obras escritas sobre la ciudad de Cartagena, sea de creación o de investigación, y, especialmente, aquellas que relacionan al Presidente Núñez con la Historia Constitucional del país, ya como investigación o como tesis de sus estudiantes.

Saber que investigadores, literatos, historiadores y muchos profesionales más que navegan a través de éste estándar internacional como es Z39.50 pueden llegar a esta Biblioteca a buscar la historia de la ciudad, la producción de los cartageneros, resulta muy importante para que se conozca otra virtud adicional al turismo, la producción bibliográfica de grandes escritores que con su pluma han perpetuado las maravillas de ésta ciudad grande en la construcción e independencia de la hoy República. Quiera Dios, que la próxima vez que entre a navegar en la ‘Sede’ de la Biblioteca del Congreso, encuentre al resto de Bibliotecas de la Ciudad de Cartagena y de las ciudades y Universidades del Caribe Colombiano, porque son ellas, como ya lo dijo Osymandía, “la Medicina del alma”.

@jocetalaigua

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