"La tierra provee lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la avaricia de cada hombre".
Mahatma Gandhi
Ya van nueve meses desde que se puso en marcha la implementación de la Ley 1819 de 2016, en la cual se establece el cobro de $20 por bolsa plástica, los cambios medioambientales no se han visto y este cobro se prestó para que los almacenes se lucren con el dinero de sus clientes, pues como es bien sabido, en Colombia la moneda actual de menor valor es de $50 pesos, los clientes pierden $30 porque no hay manera de la devolución. Por otra parte, el Ministerio aseguró que los almacenes pueden hacer cobros superiores por la bolsa plástica, siempre y cuando en la factura se discrimine que los $20 pesos van para el impuesto.
Ahora que los distractores están a la orden del día, este tema es el menos importante. Ya vienen las elecciones presidenciales para elegir al ejecutivo, otro que seguramente viene estudiando la manera de aumentar o gravar nuevos productos con impuestos, pues es normal en un país lleno de corrupción y quienes ponen la cuota más alta son los de menos ingresos. Juan Manuel Santos Calderón aseguró en un debate político cuando estaba en campaña contra Antanas Mockus, que firmaba sobre roca que no buscaría nuevos impuestos y en su segundo mandato aumentó el IVA al 19 % apoyado por un Congreso de bolsillo, enmermelado, como dicen. Pero ¿quiénes son los más perjudicados? Pues, los menos favorecidos económicamente.
Está bien que se cobre el impuesto sobre el uso de la bolsa plástica, incluso a un valor superior, pero que verdaderamente se haga un control del ingreso de ese impuesto y este sea invertido únicamente a lo que compete, sin favorecer a las tiendas de cadena, como lo son las tiendas D1 y Justo & Bueno que cobran el primero $100 pesos por bolsa y el segundo $50 y en las mismas no hay ningún tema alusivo al reciclaje y al cuidado del planeta, como sí lo tienen almacenes como el Éxito y otros almacenes de cadena que sólo cobran los $20 pesos autorizados por el Gobierno, cuando los pagos son por medios electrónicos. Para desincentivar el uso de la bolsa plástica el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, por medio de la Resolución 0668 del 28 de abril de 2016, afirma que lo que se busca es proteger el medio ambiente e incentivar el reciclaje. En la misma se establecen las normas que deben cumplir los establecimientos de cadena y grandes superficies en sus empaques.
“Artículo 8, numeral 3. En las bolsas plásticas, incorporar información que oriente al consumidor sobre su uso, que incluya como mínimo:
Un mensaje ambiental relacionado con el uso racional de bolsas en un tamaño mínimo del 10 % del área de una de sus caras.
La capacidad de carga de la bolsa expresada en kilogramos de forma visible.
El calibre de la bolsa expresado en milésimas de pulgada o en micras.
Recomendaciones para la reutilización de la bolsa.
Pero, como todo en este país, no existe un seguimiento adecuado al cumplimiento de las normas y estas pasan a ser parte activa únicamente del papel. Son muy pocos los almacenes que están dando cumplimiento. Por ejemplo, las tiendas Justo y Bueno, con un mensaje que no ocupa ni el 2% de la bolsa (reembolsa al planeta) no dice mayor cosa, ni se ve el aviso. Este está siendo más ignorado que el de las botellas de licores (el exceso de alcohol es perjudicial para la salud) y ni que decir de las tiendas D1, que ni siquiera traen marcada la capacidad de la bolsa y cobran los $100 pesitos, que para muchos no son nada, pero que sumado a las ventas esto les genera millonarias ganancias.
Pero como el motivo de la columna no son las ganancias de los almacenes sobre las bolsas, sino el compromiso que debe asumir el Gobierno en la inversión medioambiental con los recursos derivados de dicho cobro; la entidad encargada del recaudo es la DIAN, ésta –que tampoco ha sido un monumento a la transparencia– es la que debe informar sobre el capital recaudado y hacer la transferencia al Ministerio del Medio Ambiente para su disposición y retribución al medio ambiente, cosa que no suena en ninguno de los entes del Estado.
Tenemos ahora un grave problema con la contaminación de aguas de una quebrada y ríos en Barrancabermeja, Santander, debido al derrame de crudo de un pozo sellado, cuando cumplió el mes del desastre, la Fiscalía apenas abre investigación. Lo que no está claro es cuánto le va a costar al medio ambiente recuperarse de la tragedia que va dejando millares de animales muertos –entre ellos tigrillos y en su mayoría la fauna acuática–. Así es la política de la corrupción, son cosas predecibles pero que en su momento prefieren guardar silencio.
Espero que el Ministerio del Medio Ambiente se pronuncie y de sus informes sobre los recursos obtenidos del impuesto a la bolsa y su compromiso con la inversión en temas que le competen, igualmente, del seguimiento a los almacenes de cadena y tiendas obligadas en la resolución a hacer la respectiva publicidad para el manejo y buen uso de las bolsas plásticas, que no se queden únicamente con las ganancias por la venta del producto, sino que se comprometan a hacer viable las razones que el gobierno tiene para restringir el uso del empaque tradicional.
Hago un llamado al ministro Luis Gilberto Murillo. Señor Ministro, usted es ministro del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, usted debe defender los afluentes hídricos. Para eso lo nombro el Presidente. Usted no es ministro de Minas, su trabajo es el fortalecimiento de crecimiento verde y desarrollo sostenible. Usted fue nombrado para garantizar los recursos y servicios ecositémicos que el país necesita y, que hacen parte del Plan Nacional de Desarrollo de 2014 – 2018. Lo he visto en Bucaramanga defendiendo la explotación minera en los Páramos y eso le compete al Ministro de Minas. Usted está para proteger las fábricas de agua, no para ayudar a su destrucción.