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Trascendental desafío


Ante la decisión que pronto deberemos tomar los colombianos, son muchas y variadas la cantidad de estrategias que ejecutan los interesados en obtener los votos y con ello los privilegios que da el alcanzar un cargo público, olvidando el verdadero sentido que tienen los diferentes cargos que conforman los organismos dispuestos para dirigir y gobernar el país.

Trabajar para construir un país, donde estén presentes las soluciones a todas las necesidades de sus integrantes, buscando propiciar la integración y el progreso de todos es esencial, esto solo se podrá lograr teniendo como principio o fundamento la honestidad, para con base en ella conjugar la creatividad, educación, experiencia e inteligencia en torno a un solo propósito, el bienestar de todos.

Las decisiones no pueden estar amarradas al odio de unos por otros luego de una guerra que por más de 50 años nos cubrió de dolor; el sentido común indica que para avanzar se hace necesario algo más que repetir la historia, es por eso que cada uno a conciencia deberá pensar y dilucidar muy bien cuál es el destino que quiere para Colombia.

La prevención por la cantidad tan impresionante de personajes deshonestos y corruptos que han defraudado la confianza de sus electores es realmente desconcertante, pareciera que fuera inherente a todos los políticos, al punto que con gran naturalidad las personas afirman: “Que robe pero que haga” ¿Cómo es posible que estemos avalando este tipo de comportamientos?

No podemos permitir que los honorables senadores, congresistas, diputados y demás sigan despilfarrando el patrimonio de los colombianos, acabar con sus juegos manipuladores basados en las necesidades de un pueblo sufrido al que le ha correspondido una ubicación privilegiada con múltiples recursos naturales que necesita cuidar y preservar si espera brindar a las futuras generaciones una nación con posibilidades de crecimiento y desarrollo donde desplegar su talento e ingenio.

Están en juego la educación, la salud y el bienestar de todos, un país incluyente con derechos y posibilidades comunes a todas sus gentes en las diferentes regiones que la conforman. Abstraernos del bullicio que trae la contienda electoral con sus múltiples vicios (compra de votos, ofrecimiento de cargos, mensajes enfocados en crear pánico y despertar miedo y demás componendas) y reflexionar con responsabilidad en la oportunidad de cambio que tenemos al frente es el trascendental desafío que enfrentamos los colombianos.

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