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Unas y otras violencias contra la mujer


La discriminación es una forma de violencia contra las mujeres, las adolescentes y las niñas, como también son formas de violencia los gritos, los insultos, los empujones, los golpes, las lesiones físicas y psicológicas y la muerte.

Las violencias contra la mujer se reproducen sin mucho disimulo.

Fue violencia por discriminación que excluyeran (entiéndase invisibilizaran) a las jugadoras profesionales de fútbol a la hora de presentar y lucir las nuevas camisetas y prefirieran sólo a una bella reina y modelo (que, por cierto, es barranquillera y es la imagen de Adidas en Colombia –ella sólo cumplió su papel), en lugar de quienes han dado y dan todo su esfuerzo físico para dejar en alto el nombre del país. En cambio, jugadores de la Selección masculina sí pudieron hacer parte de la hora promocional: vimos a los queridos héroes del balompié nacional James Rodríguez y a su ex cuñado David Ospina luciendo, muy orgullosos, la nueva casaca. También la vistieron viejas gloria del deporte, como ‘El Pibe’ Valderrama y el Tino Asprilla.

Fue violencia por discriminación que en la delegación de diez hombres que representaron a los escritores y escritoras de Colombia en el evento Colombia-Francia –realizado desde el 15 de noviembre en la Biblioteca del Arsenal en París– no hubiese ninguna mujer.

También han generado violencia por discriminación las explicaciones suministradas por el Ministerio de Cultura cuando afirma que “lejos de invisibilizar el quehacer literario de las mujeres, este programa pone de relieve la existencia y la excelencia de la producción de las autoras colombianas en todos estos ámbitos”. No entiendo cómo se “pone de relieve la existencia y excelencia de las autoras…”, simplemente ignorando la existencia de las mismas.

Hay discriminación contra la mujer, es decir hay violencia de género, cuando se le excluye de ser parte de algo o se restringe su participación en un evento por el sólo hecho de ser mujer. Esa discriminación se da por acción y también por omisión. Por la omisión del deber de cumplir la Carta Magna y leyes que reglamentan el ordenamiento constitucional.

Hubo discriminación en la Cámara de Representantes cuando –a finales de octubre– hundió (negó) la proposición aditiva de equidad que buscaba fortalecer la participación de las mujeres en la política. Discriminación que va en contravía de preceptos de equidad. Tal vez la explicación de la falta de mayoría para impulsar la proposición sea la –esa sí– apabullante mayoría de hombres que actúan como 'Representantes', y que seguramente no quieren perder ese privilegio. De los actuales 166 Representantes a la Cámara, apenas 29 son mujeres. En el Senado de la República tampoco se marca diferencia. De las 102 curules, apenas 23 son ocupadas por mujeres.

Por cierto, Naciones Unidas ha sostenido que "la promoción del liderazgo y participación política de las mujeres es fundamental para fortalecer la democracia y la gobernabilidad".

Hay discriminación y violencia cuando esas acciones u omisiones tienen como finalidad impedir el ejercicio de los derechos a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Claro. Muchas personas dirán que esas violencias ‘no son graves’… Pero si lo son. Reconozco que hay otras violencias menos sutiles. Como el gran número de mujeres que en Colombia fueron lesionadas o asesinadas durante 2016 y durante los meses transcurridos de este año. Y las que optaron por el suicidio para huir de una realidad que las oprimía.

Este año –entre el primero de enero y el 30 de septiembre– fallecieron a causa de lesiones fatales de causa externa 2.420 mujeres, 413 de ellas eran menores de edad, y 2.007 eran mayores de 18 años.

660 mujeres fueron asesinadas, 319 se suicidaron, 870 fallecieron a causa de accidentes de tránsito y 571 en ‘forma accidental’, según reporte del Instituto de Medicina Legal revelado por CIUDAD PAZ.

De esas 660 mujeres asesinadas, 496 eran mestizas, 54 eran de raza negra, 22 de raza blanca, 16 eran indígenas, siete eran mulatas y de 65 no revelaron datos.

La justicia determinó que de esas 660 mujeres asesinadas, 95 era feminicidios. Mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas. Además, 25 victimarios eran familiares de quienes resultaron víctimas.

El otro resultado de la violencia contra la mujer es el del suicidio. 119 mujeres prefirieron quitarse la vida a continuar con la cotidianidad que las afectaba física y mentalmente. Según Medicina Legal, 39 de las mujeres se suicidaron a causa de conflicto con pareja o expareja, 22 por desamor, 13 por razones económicas y 45 a causa de enfermedad mental, entre otras razones.

Ah… Ignorar esas cifras de violencias, esa realidad, también sería un acto de discriminación. La historia se vive y escribe a diario, aun cuando ignoremos el desarrollo de sus páginas.

Creo, como afirmara la filósofa Hannah Arendt, en su magistral texto La Condición Humana: “Contra la subjetividad de los hombres se levanta la objetividad del mundo hecho por el hombre”.

Y como expresara la joven actriz Emma Charlotte Duerre Watson: “Feminismo significa igualdad política, cultural, social y económica. Eso es bastante sencillo”.

Unas y otras son violencias. Si. Así de elemental.

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