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Sismo de gratitud


En memoria de los angelitos del Colegio Enrique Rébsamen.

“Jamás nos supongamos solos ni débiles,

porque hay detrás de nosotros ejércitos poderosos

que no concebimos ni en sueños.

Si elevamos nuestro espíritu no habrá mal que pueda tocarnos".

Paracelso

¡Soy mexicano y hoy más que nunca me siento orgulloso de pertenecer a un país fuerte, solidario, unido! Un país que siempre encuentra la mejor manera de superar los obstáculos y dificultades; una nación que es un ejemplo de amor, fortaleza, alegría y hospitalidad.

Por ello, hoy quiero aprovechar este espacio para agradecer a quienes -de una u otra manera- han apoyado al pueblo mexicano ante los daños ocasionados por los sismos que ocurrieron durante el mes de septiembre.

¡Gracias a mis compatriotas! Por demostrarnos que la voluntad es una de las fuerzas más poderosas, capaz de crear lazos de unión y hermandad; por brindar su ayuda a quien la necesita, a pesar de no conocerle; por ofrecer sus manos y recursos para retirar los escombros, con la esperanza de rescatar una vida; por su espontaneidad y acción inmediata; por su generosidad y optimismo; por resistir a pesar del desánimo, el hambre, la lluvia y el cansancio; por su organización y valentía; por conservar y regalar esperanza; por reconstruir con sus manos nuestra patria.

¡Gracias a los extranjeros! Por acudir a un llamado silencioso y confirmar al mundo que sin importar fronteras, nacionalidad, religión o ideologías políticas, nos unen lazos de hermandad que son más fuertes que cualquier diferencia que pudiera dividirnos; por su respuesta inmediata ante la situación de emergencia de México; por el apoyo humano, material y espiritual que han manifestado.

¡Gracias a Frida, Evil, Ecko, Nala, Titán, Kublay, nuestros héroes y heroínas de cuatro patas que han sido parte fundamental en las labores de rescate! A quienes debemos la vida de muchas personas y, el aprendizaje de la unión que existe entre la humanidad y su especie.

¡Gracias a la naturaleza! Por ayudarnos a recordar que en ocasiones es necesario sufrir las sacudidas de la adversidad para unirnos, valorar las cosas esenciales y reflexionar; ¡Gracias! Por sacudir nuestras conciencias y brindarnos la oportunidad de reconstruirnos para mejorar; por confirmarnos que somos un país fuerte; por recordarnos la importancia de cuidarla y exigir el respeto que merece.

¡Gracias a los gobiernos federal, estatal y municipal! Por dejarnos claro que sólo recuerdan al pueblo cuando lo necesitan y lo poco que les importa la ciudadanía; por demostrarnos que contrario a lo que se dice, nuestro pueblo no tiene el gobierno que merece; ¡Gracias! Porque las lecciones, el aprendizaje y la experiencia en todo momento son valoradas, sin importar el costo que deba pagarse por ello.

¡Gracias a los partidos políticos! Porque al oponerse a la solicitud de casi dos millones de mexicanos, sobre la utilización de recursos públicos para apoyar a los damnificados, nos han hecho repensar en los valores de la democracia y nos brindaron elementos de reflexión para las elecciones del próximo año; ¡Gracias! Por hacernos ver que los sismos y desastres naturales no es nuestra peor amenaza. Eso es algo que no olvidaremos.

¡Gracias a las televisoras y medios de comunicación! Por sincerarse con su audiencia y dejar a la vista su falta de ética profesional, con el falso caso de Frida Sofía, la supuesta niña atrapada en el derrumbe del colegio Enrique Rébsamen que evidenció la ausencia de veracidad de la información que diariamente proporcionan; ¡Gracias! Porque al recurrir a estas artimañas para conseguir rating, al lucrar con la desgracia de los demás y jugar con los sentimientos de las personas, nos permitieron saber en quien confiar y de quien dudar… nos invitaron a apagar el televisor y a encender nuestra mente.

En un recuento de los daños –sin considerar las vidas perdidas– los mexicanos hemos ganado, y al igual que superamos la tragedia del 19 de septiembre de 1985, lo haremos con la de hoy. La reconstrucción es un proceso lento, pero si continuamos con el mismo ímpetu, como la gran familia que somos, este evento servirá para reforzar los cimientos de nuestro país. Que no decaigan los ánimos, ni la solidaridad se vaya apagando. Conforme pasan los días, la ayuda es más necesaria.

Sin abusar de la generosidad de quienes nos han brindado su apoyo, los exhorto a continuar con ese altruismo y empatía que caracteriza a la humanidad; además de la Ciudad de México recordemos a Puebla, Oaxaca, Chiapas y Morelos, sin olvidar a nuestros hermanos de Puerto Rico y República Dominicana, países que también se vieron afectados por la fuerza de la naturaleza. ¡Elevemos nuestro espíritu y no habrá mal que pueda afectarnos! ¡Los buenos somos más!

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