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Colombia 'tiene que cambiar cultura de la muerte por cultura de la vida': Papa Francisco


OMAIRA SANDOVAL DONADO

Especial para CIUDAD PAZ /

A las siete de la noche, el Papa Francisco abordó el avión de Avianca que lo llevará a Italia. Muchos corazones querían detenerse, muchas lágrimas afloraron entre quienes le despedían en el Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, en Cartagena. Durante cinco días los colombianos y los visitantes palpitamos bajo la influencia de sus palabras invitando a la reconciliación y al perdón.

"A nosotros se nos exige generar 'desde abajo' un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, respondemos con la cultura de la vida, del encuentro", dijo esta tarde el Papa Francisco durante la homilía celebrada en el puerto de Contecar, que sería el último acto en el país.

Agregó que "Si Colombia quiere una paz estable y duradera tiene que dar el primer paso en la misma dirección, que es el bien común".

​"Dar el primer paso' es, sobre todo, salir al encuentro de los demás", explicó durante la celebración de la Santa Misa campal en el puerto de Contecar, ante cerca de 700 mil personas, durante la cual pronunció la homilía 'Dignidad de la Persona y derechos humanos'.

El Papa Francisco destacó que "en el cuarto sermón del Evangelio de Mateo, Jesús nos habla a nosotros, a los que hemos decidido apostar por la comunidad, a quienes valoramos la vida en común y soñamos con un proyecto que incluya a todos" y agregó: "Desde esta perspectiva se entiende, entonces, que una falta, un pecado cometido por uno, nos interpele a todos, pero involucra, en primer lugar, a la víctima del pecado en el hermano, ese está ‘llamado a tomar la iniciativa para que quien lo dañó‘ no se pierda", enfatizando la necesidad de perdonar.

Aludió al lema de esta visita. «¡Demos el primer paso!», y que este primer paso sea en un dirección común. «Dar el primer paso» es, sobre todo, salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor. Y Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar', expresó.

Urgió propiciar el bien común, la equidad, la justicia y el respeto de la naturaleza humana.

El Papa Francisco reveló que durante su periplo por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena aprendió que los esfuerzos de pacificación "no pueden obviar los procesos de la gente. No se alcanza con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad".

"Nosotros podemos hacer un gran aporte a este paso nuevo que quiere dar Colombia. Jesús nos señala que este camino de reinserción en la comunidad comienza con un diálogo de dos. Nada podrá reemplazar ese encuentro reparador; ningún proceso colectivo nos exime del desafío de encontrarnos, de clarificar, perdonar', dijo.

Reiteró que "las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se dé posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes".

Citó a Gabriel García Márquez: «Este desastre cultural no se remedia ni con plomo ni con plata, sino con una educación para la paz, construida con amor sobre los escombros de un país enardecido donde nos levantamos temprano para seguirnos matándonos los unos a los otros'.

Puso como ejemplo a Pedro Claver, que "supo restaurar la dignidad y la esperanza de centenares de millares de negros y de esclavos que llegaban en condiciones absolutamente inhumanas, llenos de pavor, con todas sus esperanzas perdidas", y a santa María Bernarda Butler, "que dedicó su vida al servicio de pobres y marginados en esta misma ciudad de Cartagena".

Durante la homilía se refirió al grave problema generado por el tráfico de estupefacientes. "Pienso en el drama lacerante de la droga, con la que algunos lucran despreciando las leyes morales y civiles, en la devastación de los recursos naturales y en la contaminación; en la tragedia de la explotación laboral; pienso en el blanqueo ilícito de dinero así como en la especulación financiera, que a menudo asume rasgos perjudiciales y demoledores para enteros sistemas económicos y sociales, exponiendo a la pobreza a millones de hombres y mujeres; pienso en la prostitución que cada día cosecha víctimas inocentes, sobre todo entre los más jóvenes, robándoles el futuro; pienso en la abominable trata de seres humanos, en los delitos y abusos contra los menores, en la esclavitud que todavía difunde su horror en muchas partes del mundo, en la tragedia frecuentemente desatendida de los emigrantes", sostuvo el Papa Francisco.

/ Foto: El Papa Francisco ofreció la última eucaristía de su Visita Apostólica a Colombia, en el muelle de Contecar, Cartagena. / Emilio Aparicio

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